Londres. - Gran Bretaña advirtió que la monarquía de Arabia Saudita está al borde de ser derrocada por extremistas islámicos que se oponen a la guerra contra el terrorismo y que tendrían vínculos con Al-Qaeda, la red de Osama Bin Laden. La advertencia fue formulada por un vocero del Foreign Office (ministerio de Exterior) después de que miles de manifestantes salieron a las calles de Ryad para protestar durante el último mes contra las políticas pro occidentales del reino, un aliado clave de EEUU en la región. Funcionarios del gobierno de Tony Blair se mostraron preocupados por el probable levantamiento de grupos rebeldes y por la estabilidad del gobierno saudita, cuya caída podría provocar que uno de los mayores aliados de Estados Unidos y Gran Bretaña contra el terrorismo internacional, y uno de los principales proveedores de petróleo a Occidente, pase a apoyar facciones extremistas. Las tensiones en Arabia Saudita podrían incrementarse aún más con la muerte del rey Fahd, quien se encuentra en grave estado. El poder es efectivamente ejercido en Ryad por el príncipe Abdullah, autor de un elogiado aunque aún fracasado plan de paz para Medio Oriente. Abdullah se enfrenta con el príncipe Sultan, ministro de Defensa y contrario a apoyar las iniciativas militares de Washington en el golfo Pérsico. La presencia de elementos fundamentalistas en la sociedad saudita quedó de manifiesto cuando el imán de la mezquita de Medina lanzó una violenta crítica a los judíos. "Desde que están sobre la faz de la Tierra los judíos son una calamidad para la humanidad", dijo el imán.
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