Incansable en su actividad médica, no sólo escribió ensayos científicos. En el libro "Recuerdos de un médico rural" reunió el anecdotario vivido en Jacinto Arauz, en "¿Conoce usted a San Martín? La memoria de Guayaquil", reveló su pasión por la historia, y en "De La Pampa y Estados Unidos", dejó entrever la integración de dos experiencias tan disímiles. En el primero de estos libros consignó, entre otras, la siguiente anécdota: "Siempre recordaré la víspera de la Navidad del año 51. Salí de casa muy temprano y regresé ya entrada la noche, pues la intensa tarea no me había dado tiempo para almorzar. Mi mujer me llevó al garaje donde estaban apilados infinidad de aves, lechones, chivitos y corderos que alcanzaban para alimentar a medio pueblo. Esa mesa representaba el agradecimiento de la comunidad a la que había dedicado mis esfuerzos".
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