Pacientes autoconvocados se reunieron ayer en la puerta de la Fundación Favaloro para homenajear al cardiocirujano, de cuya muerte se recordó ayer el segundo aniversario. En el acto, propusieron instituir en la fecha el Día Nacional de los Valores Humanos, pero fuentes de la Fundación expresaron que "esto no está avalado ni organizado" por la institución.
"No hay misas ni actos de recordación que estén avalados por el Instituto, ya que preferimos hacer un acto el 14 de julio pasado, día del cumpleaños, en un programa de Canal 7 que dirigió Luis Landriscina, en el que recaudamos fondos para el Instituto", señalaron.
También se indicó que de los 18 millones que se le debían a la Fundación, todavía se le adeudan más de 10 millones de pesos, de los cuales 5,5 millones corresponden al Ioma, la obra social de la provincia de Buenos Aires, y unos 4 millones al Pami.
"Con el Pami se conversó y hay promesa de pago, pero el Ioma no contestó a los llamados. El ex gobernador Carlos Ruckauf efectuó unos pagos el año pasado por el Ioma, pero hace cuatro meses que la provincia de Buenos Aires no nos paga ni nos atiende", indicó el director de la Fundación, Eduardo Raimundi.
"La Fundación y el Instituto resultaron afectados por la devaluación y el costo de los insumos a precio dólar, pero somos conscientes de que no se puede pretender recibir algún subsidio en las condiciones en que está el país", dijo, y agregó que "la única diferencia con hace dos años, es que ahora nos escuchan y nos atienden, pero igual no nos pagan".
Para sobrevivir, la Fundación sufrió una restructuración tendiente a eliminar elementos superfluos, como las máquinas de video, pero también se vio precisada a reducir su cantidad de ambulancias. Por el contrario, se aumentaron las prestaciones médicas: funcionan 6 quirófanos en forma simultánea, todos con última tecnología incorporada, hay salas de rehabilitación para trasplantados y para operados, y se hacen conferencias, congresos y proyectos de investigación.
Salvó más de 13 mil pacientes
El cardiocirujano más importante de la Argentina, autor del revolucionario método de by pass coronario, con el que salvó a más 13.000 pacientes, decidía hace dos años, poner punto final a su vida con un disparo en su corazón.
De una familia muy humilde -su padre Juan Bautista Favaloro, era carpintero y su madre, Ida Raffaelli, modista- creció en un barrio del sudeste de La Plata. Estudió en el viejo colegio Nacional de La Plata y allí se familiarizó "con los clásicos griegos, con Ezequiel Martínez Estrada y Pedro Henríquez Ureña", supo recordar. "Ellos pensaban que tiene que moldearse primero al hombre, después al profesional", decía.
En 1948 se recibió de médico y dos años más tarde decidió trasladarse a la localidad pampeana de Joaquín Arauz, para hacer una experiencia rural que en un principio calculó en tres meses y se estiró por doce años. Allí se casó con María Antonia, su novia de la adolescencia.
En 1962 obtuvo una beca para perfeccionarse en Estados Unidos. En la Cleveland Clinic Foundation se especializó en cirugía torácica y cardiovascular y desarrolló el by pass, un puente aortocoronario que cambió la historia de la medicina.
Podría haberse quedado en Estados Unidos, continuar una brillante carrera y ganar mucha plata, pero Favaloro quiso volver a Buenos Aires. De regreso, dirigió el instituto de Cardiología del Sanatorio Güemes y poco después organizó la Fundación Favaloro, pionera en trasplantes y referente para todo el continente. También impulsó el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
El 29 de julio de 2000, Favaloro se declaró sin fuerzas para enfrentar el desafío de la burocracia y las terribles deudas que tenían con la entidad. Apeló en una carta al entonces presidente Fernando De la Rúa, pero la nota no fue contestada a tiempo. A falta de respuesta, él dio la suya. Y fue contundente. Sencillamente se mató. (Télam)