Los vecinos de Ovidio Lagos entre Brown y Jujuy no pueden conciliar el sueño desde hace un año y medio. Sobre mitad de cuadra funciona un bar que hace recitales en vivo de jueves a domingos. "El nivel de ruido es insoportable, es como tener a los músicos dentro de mi casa", confesó Eugenio Pereyra. Su mujer, Ana María Margarit, invitó al intendente Hermes Binner a que duerma una noche en el dormitorio del matrimonio para que compruebe in situ lo que ocurre. La movida nocturna en Pichincha sigue generando contratiempos a los vecinos. Hace ya un año el mismo bar -llamado García- recibió una denuncia por ruidos molestos. Sin embargo, recién cinco meses atrás los inspectores municipales midieron el sonido emitido por el local y por una cervecería de la esquina: ambos estaban excedidos. "Incluso una medición que se hizo en el living de mi casa excedió los niveles permitidos por la Municipalidad", acotó Pereyra. Aunque el ruido provocó sucesivas quejas contra el bar, finalmente la Municipalidad procedió a decretar la clausura por la inexistencia de una salida de emergencia. "Justamente después de eso, deslizaron una amenaza por debajo de la puerta de mi casa responsabilizándonos por la pérdida de doce puestos de trabajo", recordó Pereyra, quien radicó una denuncia policial por el episodio. La cosa no quedó allí. La confrontación llegó a tal extremo que por pedido de los dueños del bar se dio intervención a la Defensoría del Pueblo. "Fuimos ambas partes. Ellos admitieron que el negocio ocasionaba ruidos", relató Pereyra. Otra vez pasó el tiempo y vino la sorpresa: "Nos reunimos recién a los dos meses de la primera audiencia y allí el propio mediador sugirió que fuera yo quién tomara alguna precaución para que no ingresara el ruido en mi casa", dijo el hombre. Junto a Pereyra, su esposa y su hija Micaela se mostraron desconsoladas. "Necesitamos dormir, y de jueves a domingo resulta imposible pegar un ojo", se quejaron a coro. Margarit fue más allá e invitó al intendente Hermes Binner a su casa ubicada sobre Ovidio Lagos. "Puede sonar promiscuo, pero no lo es. Que venga Binner a dormir a mi dormitorio y podrá comprobar que no es mentira lo que decimos". Pese a sus intentos, los Pereyra siguen soportando la música en vivo y la difundida a través de aparatos electrónicos. Queremos que todo el mundo trabaje, sin clausuras innecesarias, pero respetando el sueño de los vecinos".
| |