Al volver a defender el decreto de necesidad y urgencia que suspende por 120 días el pago de los amparos a favor de los ahorristas atrapados en el corralito, Eduardo Duhalde les advirtió ayer a los candidatos presidenciales que los esfuerzos del Ejecutivo para frenar el goteo de fondos no son para el beneficio del actual gobierno "sino para que quien gane la elección encuentre una Argentina de pie y en marcha". "Debemos tratar de no dejarle al futuro presidente temas que conviertan al próximo gobierno también en un gobierno de transición", dijo Duhalde desde Guayaquil. Aunque consideró "natural" que se hayan producido algunos fallos judiciales en contra y aclaró que "respeta a la Justicia, quien será la que dirá en Cámara si es constitucional o no" el controvertido decreto, Duhalde manifestó estar "absolutamente convencido de su constitucionalidad". El presidente le puso el pecho al clamor generalizado contra el corralito. "Sé que tengo que soportar muchos más ataques -aceptó-, pero solamente les pido a los candidatos que sepan que lo que estoy haciendo no es para mi gobierno; no es para Duhalde sino para que cualquiera de ellos que gane la elección encuentre una Argentina de pie y en marcha". Duhalde aclaró que el decreto tapón es una tregua de 120 días que "permitirá reordenar el tema" ya que pretende que "los mayores de 75 años no tengan que ir a un abogado para poder cobrar lo que les corresponde". "Quiero que sepan que la plata que hay en los bancos no es para el que tenga realmente la posibilidad hoy de iniciar juicios, sino que tenemos que buscar una solución que alcance a todos", proclamó el presidente, tras lo cual aseguró que "la gente no se verá perjudicada" por el decreto porque aspira a que el corralito finalice antes de que entregue el gobierno. En otro orden, Duhalde fustigó las "injustas" políticas de las naciones industrializados para con los Estados latinoamericanos, y remarcó que en la cumbre que finalizó ayer "se ha avanzado mucho en una infinidad de proyectos de integración". También anunció que "se han abierto las posibilidades de lograr ingresos de préstamos internacionales a Latinoamérica" para obras públicas y energéticas. Tras aceptar que América latina pasa "uno de los momentos más difíciles", se lamentó porque "este proceso global que ha tenido a los países con economías emergentes como convidados de piedra" ya que "estas políticas son contrarias a los intereses de nuestros países".
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