Parece el mundo del revés, pero es. Uno de los más firmes candidatos a Jefe de Gobierno porteño, Rafael Bielsa, se transformó casi compulsivamente en el vocero de su hermano Marcelo, que hizo silencio desde su arribo al país tras la eliminación en la Copa del Mundo. Rafael sabe que a Marcelo no le agrada demasiado su predisposición al diálogo con la prensa, pero lo sustenta diciendo que "a mi tampoco me hace ninguna gracia llamarme Bielsa y que a él le digan inútil, tonto, necio y quedarme callado la boca. En definitiva no es salir a hablar por él cuando fuimos ganadores, sino cuando estamos derrotados". -Todo indica que Marcelo va a aceptar. -Te voy a decir lo que pienso. Marcelo me dijo hace unos días que por el resto de su vida cada vez que un color, un sabor o un olor le recordara a Corea y Japón la herida iba a seguir sangrando. La única manera de cauterizar esa herida es reasumir. Por otra parte coincidamos en que lo hace en peores condiciones que antes. Sin los balones de oxígeno de la novedad, con el fracaso en la espalda, con la gente impaciente y con el periodismo más aún. Pero así se templan los hombres. -¿Cómo es la vida de Marcelo por estos días? -Las primeras horas fueron muy difíciles porque había que elaborar la pena. Fueron días de retiro monástico en el campo. Afortunadamente no es un melancólico y empezó a relacionarse más con el mundo, a hacer cosas más cotidianas, a comprar el asado, mejorar cosas en el campo y ahora las conversaciones con la AFA. El miércoles a la noche hablé con él y tenía un timbre de voz completamente distinto. -¿Qué va a decidir? -Hay una serie de cuestiones que tienen que ver con el grupo de colaboradores, los términos del contrato en duración y dinero, la actividad de los juveniles. Creo que si se pueden poner de acuerdo en el proyecto, los aspectos materiales van a ser secundarios. -¿Uno de los temas en cuestión es la continuidad de Bonini? -Me parece. Si se fuera Bonini, o el médico, la señal sería que ellos son los responsables y creo que la responsabilidad es colectiva. Ahí hay un punto que habrá que discutir bastante. -Marcelo reconoce a Bonini como una persona muy leal de su entorno. -Es que Marcelo tiene esa característica de que habla muy poco con los jugadores y necesita una persona o un grupo que tenga ese trato que el profesionalmente prefiere no tener. -Como lo fue Castelli en Newell's. -Claro, lo mismo que (Rodolfo) Valgoni, ¿se acuerdan? Siempre tuvo a su lado gente que asume ese aspecto familiar de la relación con los jugadores. En ese sentido, él valora el profesionalismo y la eficacia de la tarea que cumplió el profesor. -Pero no es el único obstáculo. -Hay problemas económicos. No es la AFA rica de hace cuatro años. La eliminación temprana del Mundial supone una cantidad importante de dólares que no ingresaron. Va a haber que plantear de manera productiva el trabajo del seleccionado, va a tener que recaudar. -¿Te utilizaron como nexo para llegar a Marcelo? -Para nada. Si lo hubiesen intentado hubiera sido el peor camino. Hubiera bastado que le dijera a Marcelo que querían conectarse con él a través mío para que dijera que no. -¿Estuvo reunido con Grondona? -Sí el viernes o el sábado pasado (fueron nueve horas). -¿Cómo se zanjaron las diferencias con el presidente de AFA? -Hay una simplificación de la figura de Grondona. Una especie de viejo zorro, sujeto taimado, pero también es cierto que tiene actitudes de grandeza. El lo invitó a su campo, él fue el anfitrión después de haber tenido una relación poco fácil. Me parece que tuvo una actitud generosa. Prefirió deponer algunos rencores, rencillas, enconos, en pos de armar algo que me parece que va a ser lo mejor para nuestro fútbol.
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