Con la devaluación, mantener un vehículo ahora cuesta más del doble. Es que el costo de los repuestos y distintos servicios del automóvil se duplicaron desde diciembre pasado. Los que más subieron son los accesorios, neumáticos y aditivos. Encima, los combustibles y lubricantes acompañaron esa tendencia. Ni hablar de los insumos importados que crecieron a la par del dólar. Los seguros también aumentaron, casi un 30 por ciento, y cambiaron las condiciones de contratación. Lo único que no subió es la mano de obra.
Esto hizo que la gente cambie las costumbres a la hora de mantener o reparar un auto. El "poné uno nuevo" o "cambialo" ya son parte del pasado. Volvieron los repuestos de segunda línea, las rectificaciones y los parches. "Tirar hasta que aguante" es la consigna. (ver aparte)
La diferencia de costo es clara en relación al año pasado. El litro de nafta súper aumentó de 1,010 a 1,649 pesos y la común de 0,939 a 1,529. Pero los gasoleros sufrieron más el golpe: cargar el tanque cuesta un 110 por ciento más caro y un cambio de aceite pasó de 48 a 105 pesos.
El precio de los lubricantes se incrementó en un 80 %, así como también el de los filtros. Pero el de los aditivos subió dos veces más. Un líquido de freno de marca nacional trepó de 2,50 a 8,50 pesos.
Otra suba importante se produjo en las cubiertas para autos: un 120 %. Un neumático Fate para un Renault 9 pasó de 40 a 100 pesos y uno para un Peugeot 504 de 65 a 150. Los costos de los servicios (alineación y balanceo) no se tocaron.
Que no se rompa...
El problema es si el auto se rompe o tiene algún desperfecto. Es que los repuestos subieron tanto que desarmaron los presupuestos, más allá de que el costo de la mano de obra se mantuvo igual, salvo en los arreglos que requieran de cierta tecnología.
Cambiarle un embrague a un Renault Clío ahora cuesta 450 pesos (antes 300), una correa de distribución, 220 (costaba 100), y una afinación, 130 (antes 90).
Estos valores responden a materiales nacionales y originales. Ahora han aparecido segundas y terceras marcas de repuestos y es posible mantener los costos del año pasado, aseguran los mecánicos.
Hoy es un verdadero lujo tener un auto importado. Los repuestos aumentaron cuatro veces, como el dólar, y nunca bajaron. Es más, hay que comprarlos al contado y con billetes verdes o, a lo sumo, a la cotización del día.
En los talleres de chapa y pintura el costo de la mano de obra tampoco se ha modificado. Sí hubo subas considerables en los autopartes y accesorios. Así, un guardabarro delantero para un Megane subió de 77 a 123 pesos; un paragolpes delantero de un Clío, de 393 a 630; un faro trasero para una Kangoo, de 98 a 142, y una óptica de un Renault 9, de 126 a 211.
Las ventas se hacen al contado o con tarjeta de débito. La financiación es muy costosa y casi ha desaparecido.
En el rubro seguros, la devaluación trajo aumentos y cambios de condiciones de contratación. Obedece más que nada al incremento en los costos de los repuestos e insumos (en especial, los importados), y también a la subas de los montos del capital asegurado y las responsabilidades civiles.
Asegurar un Fiat Duna modelo 97 contra terceros, en La Caja, pasó a costar de 40 pesos por mes a 62. Esta póliza más robo, incendio y destrucción total subió de 62 a 76, y un seguro total, de 117 a 146.
Los seguros se dejaron de contratar en forma anual y en cuotas fijas. Ahora se hacen cada cuatro meses, o cada 30 días, o por un año pero con facturación mensual (los valores de las cuotas cambian con la inflación).
A los vehículos importados se les hacen pólizas en dólares.
La documentación para inscribir un cero kilómetro o transferir un usado también se remarcó. Hubo diferentes escalas: un formulario 01 pasó a costar de 42 a 98 pesos, y una cédula, de 12 a 16, por citar sólo dos ejemplos, aunque todos aumentaron.
En cambio, "la patente automotor quedó devaluada", comentaron en el registro, ya que la provincia mantiene las tablas de valuación de los rodados, de donde se toma un porcentaje para fijar los valores de los aforos, a pesar de los aumentos en el mercado.
Los que también siguieron estables fueron los precios de las cocheras, incluso, algunos bajaron. Calculan que no habrá variantes mientras que las tarifas de los servicios públicos (el agua, en particular) no se toquen.