La indignación de las entidades proteccionistas y algunos dueños de perros hizo desistir ayer al concejal Ricardo Marengo de su proyecto para obligar a los pichichos a andar con collar, correa y bozal por la calle. "En la democracia, la legislación y las decisiones de gobierno deben salir con el mayor consenso posible, sobre todo en etapas de crisis con tan alto grado de fragmentación", fueron las palabras de Marengo para justificar su retirada. Fiel a esa idea, el edil elaboró ahora un proyecto de resolución donde convoca a sus pares de la comisión de Ecología, el Ejecutivo municipal, los proteccionistas y todos los ciudadanos inquietos con el tema para debatir hasta llegar al consenso. "El problema existe: en los últimos 15 días hubo dos mordeduras graves y hasta una muerte", sostuvo. Por eso, propuso acordar una ordenanza que contemple "los derechos del animal, pero ante todo los derechos de la gente". Ante lo que tildó de "vacío legal" en la materia, el concejal había planteado un proyecto de ordenanza que fijaba el uso obligatorio de collar, correa y bozal para perros y otras mascotas (gatos y hasta monos) que anduvieran por la vía pública, la creación de un registro de animales mordedores bajo la órbita del Instituto Municipal de Salud Animal y campañas antirrábicas gratuitas y permanentes. Sin embargo, la propuesta no cayó demasiado bien. Tampoco la aplicación de multas de 60 a 900 pesos -previstas en el Código de Faltas municipal- para los amos infractores. Como muestra del rechazo, incluso, el sábado pasado los proteccionistas marcharon con sus perros por la peatonal. "No sé si la iniciativa no estuvo bien planteada o no fue bien recibida, pero al menos pretendía generar un debate", se defendió el concejal. Para descartar que la suya sea una idea peregrina, Marengo citó una profusa casuística legislativa en distintos países europeos. Por ejemplo, que en Alemania sólo pueden ser amos de los Rottweiler los miembros de las fuerzas de seguridad o que en Madrid (España) hay un seguro obligatorio de respuesta civil de unos 20 millones de pesetas para los dueños de perros. "Tengo un perro y sé que es el mejor amigo del hombre, pero hay que dar seguridad", argumentó. Por eso, aunque ya retiró su proyecto original, Marengo insistirá con el debate. Eso sí, dando también la palabra a los ardientes defensores de los derechos caninos.
| Por ahora no será obligatorio el uso de correa y bozal. (Foto: Silvina Salinas) | | Ampliar Foto | | |
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