| | Editorial Contraprestación necesaria
| La coincidencia de dos hechos negativos puede y debería ser transformada en la generación de uno positivo. Por un lado, el estado de descuido en que se encuentra Rosario, cuyos espacios públicos vienen sufriendo un creciente y profundo deterioro. Por el otro, el elevado porcentaje de beneficiarios de planes Jefes y Jefas de Hogar Desocupados que no cumplen con la contraprestación laboral que se pautó en el decreto respectivo: nada menos que un ochenta y seis por ciento. No resulta necesario ingresar en los difusos territorios de la clarividencia para comprender cuál podría ser la canalización ideal de tanta energía laboral desperdiciada: simplemente, el inmediato mejoramiento de la ciudad, que sería agradecido y aplaudido por todos los rosarinos. Sin embargo, para variar, se interpone un incomprensible obstáculo en el camino de la concreción de tan plausible y lógica iniciativa. Se trata del seguro laboral de los trabajadores. A pesar de que la Nación estableció que son las provincias las que deben pagarlo, en Santa Fe el debate dista de haberse cerrado. La indefinición, por cierto, le cuesta caro a la sociedad. Pero la morosidad en la resolución de problemas urgentes parece ser una característica difícil de erradicar en la esfera estatal argentina. Un relevamiento realizado por La Capital a lo largo y a lo ancho del ejido urbano rosarino dio cuenta de la enorme cantidad de lugares que necesitan mejoras y mantenimiento. Parques, plazas y veredas en mal estado, basurales a cielo abierto y consecuente invasión de roedores, barandas que faltan o rejas sin pintar son parte del escenario del abandono. Y claro que tal situación es motivo de airadas quejas: entre diciembre del año pasado y junio del actual ingresó al Concejo Municipal un total de 967 misivas referidas a este enojoso asunto. Pero la respuesta, todavía, no ha sido dada. ¿Desidia? ¿Ineficiencia? Sin dudas, un porcentaje de ambas está presente en la continuidad de tan lamentable estado de las cosas. Sólo queda urgir a una solución y esperar que, esta vez sí, los reclamos sean escuchados.
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