Año CXXXV
 Nº 49.548
Rosario,
martes  23 de
julio de 2002
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La pareja había perdido un hijo en un accidente y acababa de separarse
Un policía le pegó tres tiros a su mujer y se mató
Ella fue herida en cara, cuello y abdomen. Está grave. El se suicidó dentro del auto

Hacía un buen rato que Juan Carlos Tivytt esperaba en su auto estacionado en 27 de Febrero al 6100 que pasara su esposa. Como a las 11 vio que ella doblaba en su moto por Felipe Moré y enfilaba por el bulevar en dirección al cementerio. El hombre hizo sonar la bocina, la motociclista se detuvo, discutieron. Tivytt se bajó con su arma, le apuntó y gatilló tres veces. La mujer se desplomó y él escapó a gran velocidad. Un rato después lo encontraron. Tenía un balazo en la sien derecha.
Tivytt tenía 60 años y era un suboficial principal que revistaba en la División Personal de la Jefatura rosarina, aunque no prestaba servicio porque atravesaba agudos trastornos emocionales. El policía tenía conflictos de relación con su esposa, Miguela Marchica, de 59 años, según reveló un encargado de la investigación. Hacía 20 días que vivían en casas distintas.
Una tragedia que ya había visitado a la familia Tivytt tal vez prefiguró la de ayer. Hace un par de años un hijo del matrimonio, de 18 años, recibió una moto como regalo. En un accidente con esa moto el chico se mató. El inmenso dolor por esa pérdida, según averiguó la policía, había acentuado la crisis matrimonial. Miguela había denunciado varias veces a Juan Carlos por malos tratos. Acabaron distanciandose definitivamente hace tres semanas. Pero él resistía la separación.
Pasadas las 10 de ayer, Tivytt llegó en un Peugeot 306 a 27 de Febrero al 6100. Estacionó el auto sobre el cantero central del bulevar y comenzó una vigilia. Los movimientos fueron vistos por algunos vecinos a los que les llamó la atención ese conductor detenido tanto tiempo en ese lugar, pero que ni imaginaban lo que vendría.
"Estuvo como una hora. Primero en la esquina de 27 de Febrero y Garzón y después vino para Barra. Ahí se quedó estacionado", contó un muchacho de unos 18 años.
Un rato después, una moto Econo Power de color negra apareció por el otro carril del bulevar. La motociclista se dirigía hacia el oste en dirección al cementerio La Piedad cuando oyó la bocina de un auto y detuvo la marcha. La mujer se acercó al automovilista e intercambiaron algunas palabras.
Sobrevino una discusión y algunos empujones. La pelea fue subiendo en intensidad y el policía, fuera de sí y con su revólver calibre 38 en la mano, empezó a gatillar. Miguela escapó corriendo por la parte delantera del Peugeot.
Tivytt siguió tras los pasos de su ex esposa y continuó percutando el arma. Los balazos impactaron en el cuerpo de la mujer, que cayó malherida sobre el cantero.
El suboficial se subió al auto y se alejó a gran velocidad hacia el centro. Los vecinos acudieron en ayuda de Miguela hasta que una ambulancia del Sies la trasladó al Hospital de Emergencias.
El policía, entretanto, emprendía una alocada carrera que terminó en Córdoba al 5000, donde un hermano de Miguela tiene un comercio de restauración de muebles. No encontró a su ex cuñado por lo que se encerró en el auto. Tomó el revólver, lo apoyó sobre la cabeza y pulsó el arma.
Los vecinos lo encontraron con el cuerpo apoyado sobre el asiento, ya sin vida. En otro punto de la ciudad, a Miguela la operaban para extraerle los proyectiles que ingresaron en su cuerpo. Anoche estaba internada con tres heridas, en la cara, en el cuello y en el abdomen.
A los diez minutos de que la mujer fuera atacada por el esposo, llegó uno de los hijos del matrimonio e increpó a los policías que trabajaban en el lugar porque no le permitían que se llevara la moto. "Mi papá es milico", gritaba desesperado el muchacho. Esto lo contó Daniel, el propietario de un videoclub, testigo de la escena.
El matrimonio vivía en una vivienda de Magallanes 2460 y tenía otros dos hijos, un varón y una chica de 23 años.



Tivytt le disparó a su esposa en 27 de Febrero y Barra. (Foto: Gustavo de los Ríos)
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