Rodolfo Montes / La Capital
Es media mañana y el equipo Carrió se pone en marcha. Cada uno va tomando sus lugares en el búnker de Elisa, su propia casa. Por los pasillos ceñidos que comunican ambientes diversos circula una asistente, el encargado de prensa, la cocinera, la mucama, familiares y un pequeño perro. Suena el timbre. Es el chofer. "Que me espere que voy a misa", ordena Lilita. Después de bajar la instrucción, la humanidad de la candidata presidencial toma posición ante La Capital. Se sienta, pide un cigarrillo y enciende su máxima pasión: la política. En una entrevista a fondo, la diputada del ARI dijo que Carlos Reutemann se bajó de la candidatura porque "no estaba en condiciones de competir con Carlos Menem: a él lo apadrinó el ex presidente". Además, puso en duda que el gobernador de Santa Fe fuera el mejor postulante de los independientes: "Cuando decidió no presentarse estaba tercero en las encuestas". Y, tras definir la pelea política que se viene como "muy difícil", consideró que los grandes medios de comunicación nacionales tratarán de demonizarla. -¿Está preparada para pelear con cualquier candidato? -La gran pelea será, en todo caso, contra la identidad que Menem expresa, que podría encarnar Adolfo Rodríguez Saá, que es lo mismo. Se va a discutir el nuevo contrato moral. Será muy duro y difícil, porque esa transgresión permanente que representa Menem habita parcialmente en el interior de cada uno de nosotros. -¿Sin el Lole en escena tendrá un rival más nítido? -La puja con Menem no será fácil. Por eso veo bien que Reutemann haya decidido no dar esa pelea. Después de todo, él viene del menemismo y no estaba en condiciones, no podía dar batalla. El Lole es un hombre bueno, pero no era el más indicado para combatir al ex presidente. -¿Usted lo convenció de eso? -Reutemann era la gran excusa. Tuve un entredicho con él, pero lo sigo respetando. Es un hombre honesto que le permitía a embajadores, grandes empresarios, banqueros y comunicadores seguir con los mismos negocios que hasta ahora, aunque sin decir que apoyaban a Menem. Avalaban el régimen y lo blanqueaban con un hombre bueno, como el Lole. Entonces, Reutemann se corre del lugar de mascarón de proa del viejo régimen, que se queda sin una pantalla decorosa que los cubra. Ahora tienen que salir a decir frente a sus hijos y la comunidad nacional: "Nosotros apoyamos a Menem". -¿Es un posicionamiento político no deseado? -Es un lugar muy incómodo: les da vergüenza estar junto a Menem. Van a fogonear el supuesto peligro de la polarización Carrió-Menem y, de esa manera, inventar a una tercera opción posible como Ricardo López Murphy o José Manuel de la Sota. Pero es tarde para esa maniobra, no les da el tiempo. De todos modos, a mí no me van a apoyar. Saben que conmigo no hay ningún negocio posible y que se terminará la Argentina donde se capta a los políticos para asaltar al Estado. -¿Ahora busca ampliar la alianza social que la sustenta y llegar a los supuestos independientes que tenían simpatía por Reutemann? -El gran electorado independiente de Lole no era tal. Los hechos objetivos dicen que cuando Reutemann se bajó estaba tercero en las encuestas. Los grandes medios montaron la idea de que, con la deserción de Lole, se caía el candidato que ganaba los comicios, y esto es falso. Tal vez con mucho apoyo de los grandes aparatos hubieran existido posibilidades, pero de ninguna manera tenía nada asegurado. -Usted le mandó una carta que generó un hecho político clave. ¿Trató de condicionarlo? -Prefiero no valorar mis propios actos. Digo que perdimos la gran oportunidad de exigir, juntos y aunados, la limpieza final del régimen. Le propuse a Reutemann que condicionáramos una salida ordenada de esta crisis, una renovación total de mandatos y juicio a la Corte Suprema. Y no me equivoqué. -¿Creyó de verdad que el Lole podía ser su aliado para ese fin? -Lo hubiera podido decidir. Y habría sido muy importante para el país. A veces, la sociedad nos empuja a actuar en ciertos momentos históricos y nos obliga a cambiar hasta nuestra propia quietud. -¿El justicialismo se recompondrá y tendrá un buen candidato? -El PJ va en el camino de la UCR, que en las últimas elecciones marcó la definitiva pérdida de inserción electoral. Por lo demás, la interna peronista va ser violenta, en el sentido de sacar a los candidatos de carrera o interrumpir el proceso. Puede primar la lógica de "si no gano, incendio todo". -¿Cómo define el momento político? -Hay grupos que pretenden la victoria de un determinado candidato, en este caso Menem. Los bancos quieren que, antes de asumir el nuevo gobierno, se repartan bonos compulsivos entre los ahorristas. Algunos empresarios desean que sus deudas en dólares en el exterior sean asumidas por el Estado. Por lo demás, tratarán de imponer la paz represiva. -¿Se sostiene este equilibrio frágil hasta las elecciones? -Todo esto puede abrir la brecha autoritaria frente a un presidente con absoluto vacío de poder. Esta disputa va a ser muy fuerte, dentro y fuera del gobierno. Si Eduardo Duhalde no hace acuerdos institucionales más serios no puede llegar hasta mayo de 2003.
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