Año CXXXV
 Nº 49.546
Rosario,
domingo  21 de
julio de 2002
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Se cayó medio cielo raso de una casa Fonavi
Ocurrió en el barrio La Paloma de V.G. Gálvez y por milagro no produjo víctimas

Villa Gobernador Gálvez. - En una vivienda del barrio La Paloma se derrumbó medio cielo raso y sólo por milagro no lesionó a la dueña de casa que en ese momento se encontraba cosiendo a máquina. Ocurrió el domingo pasado a las 14, y sus sorprendidos habitantes aún esperan una evaluación por parte de la Dirección Provincial de Vivienda. La caída del techo no es la única falencia en las casas del Fonavi que fueron habilitadas hace siete años.
El domingo pasado, Susana Pereyra se encontraba cosiendo en la cocina comedor de su casa ubicada en Pasaje 1 (Pepsi para los vecinos) número 488. Pero la calma de la tarea que realizaba se vio interrumpida cuando varios tirantes se descolgaron del cielo raso levantando una nube de polvillo que delató las condiciones en las que se encontraba la madera. Una de las tablas la golpeó en la cabeza pero no alcanzó a lesionarla.
Con medio cielo raso sobre los muebles y en el suelo, la familia apenas pudo reponerse del susto y agradecer que ninguno de los chicos, de 7 y 9 años, estaba en ese momento en el lugar donde se produjo el desprendimiento. Vano había sido el mantenimiento que el esposo de Susana, Antonio Fabri, un jubilado de La Fraternidad, había hecho para tratar de arreglar los tablones.
El lunes, Fabri llegó a Rosario para exponer el accidente ante la Dirección de Vivienda, donde entregó una nota. Allí le dijeron que irían a evaluar la situación, pero el viernes por la tarde aún no había llegado nadie para cumplir ese trámite. Antonio y Susana detallaron una y otra vez el insólito hecho mientras muestran cómo se desgrana con facilidad los listones de madera que una semana atrás formaban parte del techo.
"Algunos vecinos dicen que ya ven caer polvillo de la madera del techo", relata el matrimonio que realizó una exposición de lo ocurrido ante la policía. Además, muestran otros signos de un deterioro evidente en la construcción de tres dormitorios, baño y cocina comedor, por la que pagan una cuata mensual de 113 pesos, en un plazo de 25 años.
Claro que las aspiraciones a tener su propia casa eran otras cuando siete años atrás resultaron adjudicatarios en el sorteo implementado para la distribución de las 50 unidades que hoy conforman el barrio La Paloma. "Todos los vecinos se quejan por las deficiencias que tienen las casas", explicó el matrimonio. En los siete años que tiene la vivienda, Antonio ya la pintó cinco veces en un esfuerzo por disimular la humedad que se agiganta a porfía por las paredes.
No es el único detalle, también está el herrumbre en las partes metálicas de la mesada de la cocina y los marcos de puertas y ventanas. Pero para Susana hay signos más preocupantes que la intranquilizan: el hundimiento del piso en una de las habitaciones. "Esto no me deja dormir tranquila, pienso que puede pasar algo en cualquier momento, que puede estar conectado con algún pozo", describió.
Según el matrimonio, la mayor parte de las casas ubicadas en un radio de dos manzanas, presenta falencias en la construcción, y a modo de ejemplo mostró las paredes del dormitorio de una casa vecina, donde brota agua de las paredes. No es la primera vez que se denuncian las deficiencias en la casas del barrio habitado por gente de trabajo. En 1996 Susana Pereyra y Antonio Fabri firmaron una nota dirigida a la Dirección Provincial de Vivienda detallando los problemas (ver recuadro).
S. C.



Los ocupantes de la vivienda no sufrieron ningún daño. (Foto: Enrique Rodríguez)
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