Un viaje hasta el cementerio de Villa Gobernador Gálvez a la madrugada suena sospechoso para cualquiera. Pero Víctor Giacomino, un remisero de 22 años, se confió del muchacho de aspecto prolijo y bien vestido que lo pedía, y pensó que el trayecto tendría como destino algún domicilio cercano al camposanto. Pero a poco de ponerse en marcha comenzó una pesadilla: aparecieron otros cuatro hombres a bordo de un Renault 18 que le cerraron el paso. En complicidad con su pasajero, lo encerraron en el baúl de su coche y lo llevaron hasta una zona rural entre Zavalla y Pérez, donde lo abandonaron maniatado y amordazado, después de robarle el auto.
Giacomino es chofer de la empresa Remises Centro, ubicada en San Martín y Eva Perón, en pleno centro comercial de Villa Gobernador Gálvez, y donde el joven trabaja desde hace tres años, con un Renault 19 azul, matrícula CTH630, cuya propietaria es su madre. Según contaron a La Capital fuentes de la empresa, ayer a la madrugada el muchacho cumplía el turno de la noche y estaba apostado en la base junto a otro chofer y a la operadora de radio.
Exactamente a las 3.40, llegó un muchacho de entre 18 y 20 años, cabello corto y 1,70 metro de estatura. Vestía vaquero y campera de jean desflecada y se dirigió hacia un Renault 19 color bordó, equipado con gas natural comprimido, que se hallaba estacionado frente a la puerta del negocio. Pero en la remisería le indicaron que debía abordar el auto a cargo de Giacomino, que en lugar de poseer GNC tiene motor diesel.
El cambio de vehículo fue una cuestión de organización de la empresa, ya que el gasolero estaba listo para salir primero. "Viendo lo que pasó, y con los antecedentes de asaltos a remiseros, pensamos que el tipo debió saber que el coche bordó tenía GNC para robarlo y por eso se subió primero a ese", contaron en Remises Centro.
En horarios nocturnos, los choferes suelen reportar a la base el destino hacia donde se dirigen como norma de seguridad. Pero esta vez Víctor se confió demasiado, a pesar de que el pasajero le pidió ir hacia la zona del cementerio sin muchas precisiones. "Lo que pasa es que el camino pasa por zonas muy pobladas y tal vez Gustavo creyó que iría a una casa de ese barrio", dijeron sus compañeros.
Cambio de rumbo
Al llegar a la zona oeste de la ciudad, el joven viajero desenfundó un arma y simultáneamente apareció un Renault 18 con cuatro hombres en su interior que hicieron detener el remís. De inmediato le ordenaron a Víctor que abandonara el volante y lo encerraron en el baúl de su coche. A partir de allí comenzó una travesía a toda marcha. Los dos coches habrían salido de Gálvez por la calle que se transforma en avenida San Martín en Rosario y de allí habrían tomado por Circunvalación en dirección a la ruta 33.
Giacomino logró destrabar la tapa del baúl y alcanzó a ver los número de patente del R18, 072. Pero enseguida, desde ese vehículo le hicieron un par de destellos de luces al hombre que conducía el R19 para que se detuviera, en una clara señal de que lo habían descubierto.
Fue el momento de mayor tensión de toda la odisea. Los dos coches pararon al costado del camino. Entonces un hombre descendió de uno de los autos y fue directo hacia Víctor. "¿Vos sos canchero?, ¿querés que te hagamos boleta?, le advirtió y volvió a cerrar de un golpe la puerta del baúl. Desde allí la situación se extendió durante varios minutos, durante los cuales el remisero percibió que sus captores no bajaron en ningún momento la velocidad. Todo concluyó en un camino rural a varios metros de la ruta 33. Allí lo bajaron de su incómoda posición, pero lo maniataron y le pusieron una mordaza.
Después, los integrantes de la gavilla volvieron a los coches y desaparecieron en el medio de la noche. Víctor pudo zafarse de las ataduras y caminó hasta lo que resultó ser Zavalla. En la comisaría de ese localidad le dijeron que por razones dejurisdicción debía radicar la denuncia en Pérez, el pueblo vecino. Mientras tanto, no se cuenta con ninguna pista sobre el paradero de los delincuentes o del auto robado.