La Feria Cultural Parque Norte, paseo de artesanos que se levantará en Oroño y Wheelwright, tiene fecha de inauguración: el domingo 4 de agosto. Y a ella le sigue los pasos el Ropero en la Calle, propuesta de venta de ropa usada que conectará esa feria con la retro La Huella, la que funciona con éxito frente a la Estación Rosario Norte.
Fue el secretario de Cultura de la Municipalidad, Marcelo Romeu, quien anunció la apertura de la nueva feria, que tendrá 120 stands con artesanías de todo tipo. Para esta propuesta se habían anotado algo más de 700 postulantes, los que fueron a una selección el 14 de junio. Pensaban elegir entre 80 y 100, terminaron seleccionando 120.
La Feria Cultural Parque Norte funcionará los domingos y feriados, al igual que La Huella. Estará ubicada exactamente en Oroño entre ambas manos de Wheelwright, de modo tal que, en un principio, no se afectará la circulación sobre la avenida.
Allí, el visitante se encontrará con artesanías en cuero y metales, vitraux, esculturas con material reciclado, modelismo náutico con fósforos, y velas. Tacos de pool, cuchillos con mangos de nácar, vestidos de hilo y trabajos en vidriofusión son otras de las propuestas. "Fueron calificados por puntaje y la feria abarca todos los rubros", dijo el director de Descentralización Cultural, Daniel Illanes.
Se arma el ropero
Mientras tanto, avanza el proyecto del Ropero en la Calle, una iniciativa que prevé la instalación, en una primera instancia, de cien stands de ropa usada y de 20 puestos de costura para hacer in situ arreglos en la vestimenta de los visitantes.
El Ropero sería inaugurado luego de la feria. Pero todavía le falta el sorteo de los cien stands que se instalarían en una segunda instancia (se calcula que será el 29 de este mes), además de determinar cuántos roperos entran por cuadra.
Por lo visto, el municipio está avanzando con cautela en un intento por evitar conflictos con los vecinos de la zona donde se pondrán los stands, en Rivadavia (continuación de Wheelwright) y su prolongación en avenida del Valle.
Para esto, se acordó con la vecinal de la zona (la Esteban Laureano Maradona) que haga un relevamiento de la voluntad de los habitantes. Se sabe que algunos están de parabienes pensando en desempolvar viejas habitaciones y garajes y alquilarlos para guardar roperos, pero también puede estar quien despotrique porque se le arme una feria en la puerta de su casa y no le deje salir con su automóvil. "Lo tenemos que ajustar también a que el vecino no altere su ritmo de vida", resumió Romeu.
Lo cierto es que el mercado retro se convirtió en un buen puntapié para impulsar ideas nuevas. Desde que se abrió convoca a miles de personas todos los fines de semana y feriados -el 9 de julio tuvo 10 mil visitantes-; ya contribuyó a la apertura de siete negocios a su alrededor, entre locales de venta de antigüedades y bares, y ayudó a devolverle movimiento, aunque sea acotado en los días, a una zona deprimida. Y, por supuesto, a darle trabajo al grupo de persona que regentea los stands.