Bajo la consigna "que se vayan todos y por otro Argentinazo", organismos de derechos humanos y agrupaciones piqueteras reclamaron ayer justicia por los militantes asesinados en la revuelta popular del 19 y 20 de diciembre, que precipitó la caída del gobierno de Fernando de la Rúa.
La séptima conmemoración de la gesta y el homenaje a las víctimas se vio empañada por la notoria división de las distintas agrupaciones cuando se realizó el acto central en la plaza San Martín, frente a la sede local de la Gobernación.
El lema permanente de "unidad en la lucha" esta vez no pudo cristalizarse en los hechos, por lo que el acto no fue tan masivo como los anteriores. La plaza, raleada, mostraba a distintos grupos en pequeñas asambleas.
Cuando una gruesa columna -que antes se había concentrado frente a Cablehogar para solidarizarse con los trabajadores despedidos que desde hace un año acampan frente a la empresa- pasó de largo, la imagen de la tristeza y la confusión se hizo patente en cada uno de los rostros de la gente que estaba en la plaza para conmemorar a "sus" muertos, tal vez sin comprender el porqué de tanto desatino.
Frente al mástil, donde se improvisó el palco, sólo quedaron los organismos de derechos humanos, un grupo de militantes de Izquierda Unida (IU), algunos familiares de las víctimas y otros nucleamientos de base.
Este hecho, inocultable a la vista de todos, gravitó, aunque con sutilezas, en gran parte de los discursos donde se denunció la falta de voluntad política para esclarecer los asesinatos durante los saqueos.
En el camino
Mónica Cabrera, amiga de Graciela Acosta, una de las víctimas de la represión asesinada en Villa Gobernador Gálvez, reclamó que "este camino por la justicia" debe transitarse en la "unidad", dejando entrever que las mezquindades divisorias solamente benefician a los que prefieren la impunidad.
Antes, Cabrera recordó a su amiga asesinada e hizo un repaso del trabajo comunitario que están realizando en Villa Gobernador Gálvez, a pesar de las amenazas de la policía y los aprietes a lo que son sometidos los militantes sociales de esa ciudad.
"A Graciela hay que recordarla todos los días, no solamente cuando se cumple un aniversario. Así lo hacemos nosotros, continuando con el trabajo comunitario para sacar a los pibes de la droga y del vino", dijo, y terminó su arenga con sonoro remate: "¡Piqueteros, carajo!" \Luego habló Catalina Delgado, hermana de Agustín, otra de las víctimas. La mujer detalló cómo murió el adolescente acribillado por la policía, reclamó el castigo para los asesinos y también se plegó al pedido de "unidad para todos los que luchan".
Previo al acto central, los manifestantes se reunieron pasadas las 14 en la plaza del Foro (Balcarce y Pellegrini), frente a Tribunales. Allí no hubo oradores; fue un gesto simbólico para marcar presencia en el ámbito donde se debe acelerar la investigación y esclarecer las muertes de Acosta, Delgado, Walter Campos, Ricardo Villalba, Marcelo Pacini, Rubén Pereyra, Yanina García y Claudio Pocho Leprati.
Luego la columna se dirigió hasta Cablehogar, donde se realizó un festival folclórico y un desfile de murgas. Al igual que en la plaza, los discursos apuntaron contra el gobernador Carlos Reutemann y el secretario de Seguridad, Enrique Alvarez, a quienes responsabilizan por la muerte de los ocho militantes sociales.