Editorial

Aporte local a la medicina

Aun en el marco de los numerosos problemas generados por la crisis que afecta a la Argentina se detectan noticias que tienen el efecto de levantar el ánimo, porque demuestran que hasta en las más duras circunstancias es posible concretar aportes trascendentes. Tal como lo reveló La Capital en su edición del miércoles pasado, un grupo de médicos de un sanatorio privado rosarino está realizando un tratamiento que permite desobstruir las arterias coronarias de manera definitiva. Gracias a su trabajo, la ciudad se convierte en pionera en esta clase de emprendimientos. El hecho destacado es que, gracias a la flamante tecnología, el porcentaje de pacientes que luego de someterse a una angioplastia coronaria sufre una nueva obstrucción de estas cruciales arterias disminuirá del veintitrés a sólo el dos por ciento.
La significación del avance se multiplica si se tiene en cuenta que la enfermedad coronaria es una de las principales causas de muerte tanto en la Argentina como en el mundo. La novedad ideada en el efector local y que se comenzó a poner en práctica desde el mes pasado consiste en la distribución en la arteria tratada de un "stent", o malla, provisto de una droga denominada rapamicina, cuya acción evita la proliferación celular que causa la peligrosa obstrucción.
No es la primera vez que nuestro país, y también Rosario, se destacan en el terreno de la medicina vinculada con el tratamiento de las enfermedades del corazón y el sistema circulatorio. Basta recordar nombres señeros como el del desaparecido René Favaloro para comprender la importancia de la tradición antedicha. En este caso, el responsable del valioso logro fue el equipo de profesionales comandado por el doctor Rubén Piraino, jefe del departamento de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista de un prestigioso sanatorio privado de esta ciudad.
Corresponde, ciertamente, hacer llegar una merecida felicitación a los responsables de tan valioso logro y desear que su ejemplo, que señala el rumbo a seguir, se expanda y fructifique. Se debe resaltar, además, el lógico orgullo que suscita el hecho de que los impulsores de tan importante iniciativa sean rosarinos.