Esta historia se produjo mientras el conocido cantante folclórico el Chaqueño Palavecino estaba compartiendo un café con Ovacion. En ese instante un chico se acercó al profesor Signorini y le dijo que era el director técnico de un equipo de fútbol que jugaba en un barrio marginal de Salta y que no tenía pelotas para entrenar a sus jugadores. El profe no sólo se apiadó de la situación y subió hasta el piso donde está la utilería para buscarle una pelota sino que en ese momento el Chaqueño se percató del pedido del pibe y tras preguntarle qué necesitaba sacó de su billetera 20 pesos y se los dio para se comprara otra pelota. Pero el acto no terminó ahí, al ratito el chico cayó al hotel con su juguete nuevo y en sus manos traía la boleta que daba cuenta de que le había costado 20 pesos.
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