Año CXXXV
 Nº 49.542
Rosario,
miércoles  17 de
julio de 2002
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En un diálogo con una gran carga de crudeza
Luciano Figueroa: "Nunca volveré a ser feliz"
El delantero dijo que "con tal de que me lo devuelvan no dudaría en vivir tirado en la calle"

Mauricio Tallone / La Capital

Enviado especial. - La birome Parker que duerme sobre la mesa parece ser su cable a tierra. Los ojos entran y salen de la entrevista casi sin pedir permiso, dibujan mamarrachos frenéticos con cierto aire reverencial y se confabulan con sus dedos para construirle un dique a la angustia y al dolor.
Luciano Figueroa incrusta su alma en el no sé dónde y excarcela las palabras con el temor entrecortado de sus veintiún años.
Visto así, casi acurrucado en la silla y enfundado en una sobria indumentaria con los colores de Central, parece lo que es: un pibe sencillo, hijo humilde que proyecta un presente venturoso.
Visto así, gobernado por un sufrimiento y sorbiendo el trago bien amargo que le preparó la vida, también semeja lo que es: un goleador feroz que parece desinflarse cuando lo invitan a pegarse una vuelta por el pasado.
Pero como en la cancha, Lucho pide pista y se manda un pique frontal a la infancia. Y en esa búsqueda de una anécdota, de un asombro que lo instale en el ayer, le da paso a la génesis de su recuerdo. Todo lo que tiene de delantero implacable que ya recorrió áreas del fútbol argentino desaparece cuando se entrega a la compañía permanente de Martín, su hermano fallecido a fines de noviembre del año pasado en un accidente de moto. Para Figueroa, hablar de Tincho es remover las piezas de un sufrimiento eterno que se clava como puñal para perforarle el corazón.
-¿Alguna vez te pusiste a pensar que desde lo futbolístico la vida te está ofreciendo un montón de cosas y por otro lado te quitó a un ser querido como un hermano?
-Sí, pero por más que piense eso a mi hermano no me lo van a devolver. Por eso quiero jugar al fútbol y sacarle aunque sea por un ratito una sonrisa a mi viejo, a mi vieja y a mi hermana.
-¿No es demasiado peso tener que tratar de distraer a tu familia ante semejante dolor?
-No hay manera de distraerlos cuando se tiene tanto dolor. Cuando mi familia va a la cancha apenas es una manera de no estar en mi casa y pensar todo el día en lo que pasó.
-¿En qué momento del día te quebrás y no podés parar de llorar?
-Por ejemplo el otro día fui al baño acá en Salta y estuve un rato llorando. Me había levantado mal y no pude contenerme. Trato de que no me vean llorando porque a mi hermano no le hubiera gustado eso. Además si estoy bien también me ayuda a sacármelo aunque sea un ratito de la cabeza.
-¿Y cuándo sentís que no podés controlar tanta tristeza?
-Nunca, pero cuando miro las fotos que tengo de él es terrible. Por ejemplo siempre llevo conmigo una foto en la billetera, de esa forma siento que estamos más cerca.
-¿Serías capaz de invertir tu futuro futbolístico con tal de que tu familia estuviera bien?
-Sí, cambiaría cualquier cosa con tal de que mi hermano estuviera de nuevo con nosotros. No éramos sólo hermanos también éramos amigos.
-¿Sos creyente?
-Sí, mucho.
-¿En algún momento la muerte de tu hermano te hizo dejar de creer en Dios?
-No, si pasó lo que pasó es porque Dios necesitaba que me hermano estuviera al lado de él. Por algo pasó, no tengo nada que recriminarle a Dios. En mi familia siempre lo tomamos así. No voy a estar enojado con él por lo que pasó, si Martín no usó casco el problema no fue de Dios. Su voluntad quiso eso y se fue.
-¿Sentís que la vida es injusta con vos?
-Sí porque perdí a un hermano. Nunca más voy a volver a ser feliz, aunque desde el punto de vista futbolístico estoy viviendo lo que siempre soñé pero no tengo a Martín a mi lado. Mi sueño siempre fue jugar en la primera de Central, pero mi mayor anhelo hubiera sido que mi hermano lo viviera conmigo.
-¿La tristeza es eterna o existen días en que la gente que está al lado tuyo te ayuda?
-En mi familia nos ayudamos muchísimo. Mi novia y su familia también nos bancan mucho. Pero la verdad es que nadie sabe lo que se siente porque lo tenés que vivir. En mi casa somos muy unidos, creemos que esa es la única manera de hacernos fuertes para que la angustia no nos derrumbe.
-¿Qué te pasa cuando ves a un chico que anda a toda velocidad en una moto?
-A las motos no las puedo ni ver, las rechazo. No me subiría ni loco a una. Cuando tenés un accidente en una moto siempre pasa algo. Pegás seguro con la cabeza.
-¿Alguna vez te recriminaste cómo no le dijiste a tu hermano justo ese día que se pusiera casco?
-No, porque él muchas veces lo usaba pero justo ese día no se lo puso. No tiene demasiada explicación, tenía que pasar y pasó.
-¿Puede ser que la que más está encerrada en el dolor sea tu mamá?
-Sí, como mi mamá siempre fue ama de casa, no sale mucho. Entonces se la pasa todo el día mirando las fotos, es muy duro. No le deseo a nadie convivir con este dolor.
- ¿Lo que te pasó te convenció de que la plata no es tan importante en la vida?
-Seguro. Es más, si me dicen qué prefiero, si tener muchísima plata o a mi hermano, ni lo pienso, traeme a Martín que no me importaría vivir tirado en la calle por el resto de mi vida.



En cada festejo su hermano ocupa un lugar especial.
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