Hace poco más de un año, el 20 de junio de 2001, el Senado aprobó la iniciativa del entonces ministro de Economía Domingo Cavallo de crear el denominado "dólar exportación", que promediaba la cotización del dólar y el euro respecto del peso, para ser utilizado sólo en las operaciones de comercio exterior. Pero además, la ley preveía que cuando el euro alcanzara al dólar se activaría una cláusula gatillo que establecía el nacimiento de una convertibilidad ampliada, sustentada en los dos referentes monetarios. De esta forma tibia, Cavallo buscaba darle más competitividad a los productos argentinos que seguían atados a un dólar caro respecto de los principales mercados de exportación, como lo es la Unión Europea. Incluso el ministro llegó a anticipar parcialmente los efectos de esta iniciativa al crear el factor de empalme que establecía en los hechos un tipo de cambio diferencial para las ventas al exterior. Cavallo buscaba una forma ordenada de ir saliendo del uno a uno con el dólar pero confiando en que a la larga las dos monedas más fuertes del mundo terminarían emparejándose. Además, pretendía captar la atención de los países europeos para conseguir un apoyo financiero que por ese entonces Estados Unidos le negaba. Si Cavallo conseguía una convertibilidad ampliada con el euro, los préstamos que se obtuvieran en Europa servirían como respaldo a la nueva convertibilidad. En ese momento, el euro valía menos que el dólar (alrededor de 0,80 dólar por euro), por lo que la producción nacional lograba una mejora competitiva del 10% en materia de precios. Pero además, el creador de la convertibilidad buscaba avanzar hacia un estadío superior del sistema que era la canasta de monedas, lo cual le permitiría al peso balancear las oscilaciones relativas entre las monedas líderes. Al respecto, Cavallo argumentaba que lentamente el euro alcanzaría al dólar para lograr un equilibrio, con lo cual negaba que esa medida se tratara de una devaluación.
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