El euro, la moneda común europea, no sólo logró la paridad con el dólar sino que la superó por algunos centavos, algo que no ocurría desde febrero de 2000, en una escalada que refleja el continuo reposicionamiento que la divisa comunitaria experimentó durante estas dos últimas semanas.
El euro, luego de una arremetida en las últimas semanas hizo una breve pausa y se mantuvo en 0,98 y 0,99 dólares, pero ayer finalmente superó la paridad con el billete verde, llegando a 1,0024 dólares.
Es más, muchos analistas estiman que la fortaleza de la moneda europea no es flor de un día y que el próximo objetivo es la marca de 1,05 dólares.
El fortalecimiento del euro acompañó un nuevo rebrote de desconfianza de los inversores con respecto al dólar y la economía estadounidense, deteriorada por el aumento del déficit de su balanza comercial y los escándalos que ocasionó que muchas de sus empresas hayan presentado falsos balances.
Desde comienzos de este año, el dólar perdió un 16% de su valor y, sólo en junio, la divisa europea progresó 7,5% frente al billete verde, beneficiada por el escándalo del operador de telecomunicaciones WorldCom y un déficit sin precedentes de la balanza de pagos corriente de EEUU.
Si bien los expertos eran conscientes de que existían varios factores que hacían prever para esta semana una paridad entre la divisa europea y el dólar, los acontecimientos se aceleraron ante la incertidumbre sobre los resultados del segundo trimestre de las grandes compañías.
El efecto se sintió en todo el mundo. Así, en Asia la jornada de ayer estuvo marcada por un euro que se mantuvo alcista frente a la divisa estadounidense, aunque un tanto débil ante el yen japonés.
El euro, que fue lanzado el 4 de enero de 1999, a la tasa de 1,1665 por dólar, descendió hasta alcanzar su nivel histórico más bajo de 0,8230 dólares, en octubre de 2000. Hecho que fue visto con agrado por los europeos que en ese momento temían perder competitividad comercial.
Fortaleza duradera
Los expertos europeos prevén para los próximos días una progresiva apreciación del euro frente al dólar hasta los 1,1 dólares, nivel en el que los analistas sitúan el techo de cambio para la moneda común.
Según Mark Austin, analista del banco británico HSBC, "este ciclo de apreciación del euro continuará durante mucho tiempo, dado que el dólar se apreció en forma ininterrumpida durante7 años y es poco probable que el movimiento de regreso del péndulo dure menos de uno o dos años".
Sin embargo, consideró que sería prematuro afirmar que el euro es el nuevo dólar o que es un valor de protección, ya que "los inversores estadounidenses todavía están poco presentes en los mercados bursátiles y financieros de Europa".
Pero la revalorización del euro provoca un medido entusiasmo entre las autoridades monetarias de la Unión Europea (UE) debido a que la alta volatilidad de las monedas perturba las perspectivas de inversión de las empresas y de gasto de los consumidores al tiempo que pone un poco de freno a las exportaciones desde el Viejo Continente.
Los analistas prevén que si el euro continúa su fortalecimiento y llega a cotizar a 1,1 dólares, la UE podría llegar a perder 0,7 puntos de crecimiento, lo que haría necesario una revisión de las perspectivas de crecimiento, con una tendencia ligeramente a la baja en 2002.
El crecimiento de la economía de la zona euro ha sido fuertemente impulsada por el aumento de las exportaciones registrado en los últimos años, y su revalorización perjudicaría los equilibrios económicos, fundamentalmente con Estados Unidos, al encarecer las exportaciones europeas.
De alcanzar el euro esos niveles, los países europeos más perjudicados serían fundamentalmente los muy exportadores, como Alemania e Italia, o los sectores que venden sus productos a Estados Unidos, Gran Bretaña y América latina (equipos industriales, calzado y textil) y las multinacionales con grandes inversiones en países muy ligados al dólar.
Pero el aumento del euro apenas afectará a la totalidad de la zona euro en 2002 y, sólo en 2003, si la cotización del euro supera los 1,06 por dólar, podría afectar el crecimiento de la zona, que podría ser del 2,4 por ciento, inferior a la previsión de la Comisión europea del 2,9 por ciento.
De todos modos, el economista Jean-Francois Mercier, del banco de inversión Salomon Smith Barney, cree que "en el 2003, el impacto negativo sobre las exportaciones europeas será compensado por el freno de la inflación" favorecido por un euro más fuerte.
En ese sentido, uno de los efectos positivos es la reducción de la inflación a través de la "desinflación importada". El euro es más caro, por lo tanto los productos importados por la zona euro cuestan menos, y los precios bajan.
"En el contexto actual, la apreciación del euro es una buena noticia para el Banco Central Europeo (BCE), que tenía dificultades para cumplir con su objetivo de 2% máximo de inflación anual en la zona euro", señala al respecto Xavier Timbeau, director del Departamento Análisis y Previsiones de la institución monetaria.
Para el sector empresarial, la apreciación del euro constituye una brisa de aire fresco para los exportadores que ven bajar sus costos de producción, en particular con la caída de los precios del petróleo.