Año CXXXV
 Nº 49.541
Rosario,
martes  16 de
julio de 2002
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Piden rever el sobreseimiento al camionero que mató a un joven
Disparó al tomarlo por ladrón. La familia del chico dice que fue ejecutado desarmado y que no tuvo intención de robo

Los padres de Cristian Martín Espinoza, un chico de 18 años que murió al recibir un escopetazo a la altura de los genitales el pasado 11 de abril, criticaron duramente el fallo que sobreseyó y dejó libre al hombre que le disparó a su hijo. Señalan que el muchacho no tenía intenciones de robo, que estaba desarmado y fue fusilado. Quien disparó es Ricardo Sergio Boja, un camionero que dijo haber usado la escopeta en forma intimidatoria cuando escuchó ruidos en su vehículo. Los padres reclaman que el fallo sea apelado por la fiscal que interviene en la causa, ya que ellos no tienen participación directa en la investigación.
Nora Ojeda y Martín Espinoza sostienen que su hijo no estaba armado ni contaba con elementos para violentar el camión de Boja, que estaba estacionado frente a su casa en Vera Mujica al 3800. "Mi hijo fue a orinar detrás del camión y salió con los brazos en alto, mostrando que no tenía nada", aseguran.
La familia del camionero y la del chico asesinado viven a pocas cuadras, en el mismo barrio, y las denuncias por amenazas se cruzaron desde el primer día. "El asesino está suelto, mi hijo mayor fue amenazado, y ahora temo por mis hijos que están vivos o mi esposo", planteó Ojeda.
Espinoza sostiene que las declaraciones de los testigos, cruciales para inclinar el fallo hacia la liberación de Boja, no son claras en cuanto al lugar desde el cual le dispararon a su hijo. "Uno de los testigos dice que el camionero tiró desde la ventana de su casa y se le trabó el gatillo y el otro que salió a la vereda para tirar", subrayó. Pero lo que más le llama la atención es el origen y el estado de la escopeta. "Si era una reliquia del abuelo, como explicaron, ¿por qué la tenían cargada y lista para usar?", cuestionó.

Un disparo intimidatorio
De acuerdo al expediente que ordenó su sobreseimiento, Boja declaró que hizo un disparo al piso, intimidatorio, y los perdigones rebotaron antes de impactar en el chico. Los proyectiles le provocaron lesiones en la zona inguinal y los genitales, desencadenantes de la muerte 24 horas después.
Los padres del muchacho se mostraron indignados con la liberación del camionero, ordenada por el juez Osvaldo Barbero. "El asesino sólo estuvo tres meses en la cárcel. Nosotros fuimos las víctimas y él tiene la casa custodiada por la policía", indicaron.
Los esposos esperan que el fallo, que aún no está firme, sea apelado al terminar la feria por la fiscal Cristina Rubiolo. "Queremos que se haga Justicia porque la muerte de un chico no se puede pagar con tres meses de cárcel. Nuestra familia quedó destrozada", dijeron los padres.


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