| | Charlas al margen Gastón García, judoca: "Acá ganar una medalla no sirve"
| Rodolfo Parody / Ovación
-¿Por qué te hiciste judoca? -Empecé a los cinco años porque mi familia quería que practicara un deporte. Mi viejo me llevó a hacer judo, y con esa edad uno no podía elegir mucho. Me enganché porque lo tomé como un juego. -¿Se ganan muchas mujeres siendo conocido? -No trato de explotar eso. Pero evidentemente las mujeres se acercan y tratan de conversar con uno por salir en el diario o en la televisión. -Los políticos se te acercan cuando ganás, ¿qué pasa cuando no te va bien? -Los políticos sólo se te acercan para obtener un rédito. Antes de un torneo se arriman para hacerles ver a los demás que hacen cosas por el deporte. Después se olvidan de vos. -Si estuvieras sin trabajo, ¿cortarías rutas? -Si, lo he pensado. Están muy limitadas las posibilidades de reclamar en esta sociedad. Hay piqueteros que lo hacen por necesidad y están los otros que se aprovechan y manejan subsidios para distribuir a quienes ellos quieren. La lucha tiene que ser manifestándose pero haciendo a la vez. -¿Estás de acuerdo con que se vayan todos los políticos? -Sí. Las personas tienen que darse cuenta hasta dónde sirven y hasta dónde no sirven. No entiendo a los políticos que no hicieron nada en su gestión y ahora quieren volver. En mi caso, tengo una edad avanzada pero la gente joven no me gana, entonces sigo sirviendo en mi deporte. Eso se debe trasladar a todos los órdenes de la vida. El día que me ganen, voy a dar un paso al costado. -¿Cuál sería la primera medida de Gastón García como secretario de Deportes? -Valorizar el material humano del deportista. Explotaría su imagen y lo mostraría como ejemplo de vida. -¿Qué opinión te merece que el secretario de Deportes de la provincia de Santa Fe le haya hecho firmar un poster al cordobés José Meolans para colgarlo en su oficina? -Puede pegar el poster que le guste. Pero trataría de hacer un montón de cosas más por mis deportistas para ver si el día de mañana puedo colgar el poster de uno de mi provincia y no de otra. -¿Los Juegos Olímpicos son una buena ocasión para confraternizar con el otro sexo? -En los Juegos Olímpicos la gente se presta para brindarte lo mejor. Y a la noche pasa lo mismo. Hay mucha integración (sonríe). El hecho de llevar una credencial o un buzo que te identifica como deportista olímpico hace obvio que se quieran relacionar con vos. -El judo requiere mucha agilidad, ¿esos mismos movimientos los pusiste en práctica en la cama? -Y bueno, uno trata de hacer lo que puede (risas). Creo que sí, por el hecho de tener mayor coordinación con tu propio cuerpo. -¿Le llegaste a hacer alguna toma a una mujer? -Cuando he podido, sí. -¿Hay algún personaje más amarrete que el empresario rosarino? -Si esta pregunta me la hubieras hecho hace un año no hubiera dudado en decirte que no. Pero ahora la realidad me da un cachetazo porque la Federación de Judo ha conseguido en los últimos tiempos empresarios que nos apoyan. -¿Te pasó algo ridículo compitiendo sobre un tatami? -No, pero uno siempre tiene miedos, como que se te rompa el pantalón y quedés desnudo. Cuando te aplican una estrangulación perdés los sentidos y más de uno se desmayó. Han perdido el control de esfínteres y se han hecho encima. Afortunadamente a mí nunca me pasó. -¿Qué preferís, estar en tu quinto Juego Olímpico o ser millonario? -Alguna vez soñé que si ganaba una medalla iba a tener la posibilidad, no de ser millonario, pero sí de tener un buen pasar. La medalla de plata de las chicas de hockey (Luciana Aymar y Ayelén Stepnik) me pegó fuerte y me hicieron ver la realidad de que en este país por más que seas oro o plata no sirve de nada. Llegás a obtener un sueldo de 400 o 500 pesos, que no son más que los viáticos que les dan a los políticos por día. Elegiría ser millonario, pero para darles a todos los chicos que hacen deporte y a los necesitados. Sería millonario por muy poco tiempo porque me molesta ver sufrir a la gente. (se emociona) -¿Alguna vez llegaste trasnochado a un torneo? -Sí, en torneos que no eran de mucha importancia he luchado dado vuelta, con casi nada de horas de sueño encima. Pedía por favor que me saquen porque no podía luchar. Son los deslices que uno se permite porque está tan ahogado en dar el peso, en cuidarse, en no comer durante tantos años que cuando salís y no tenés esa presión tratás de hacer todo lo que no hiciste.
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