Año CXXXV
 Nº 49.537
Rosario,
sábado  13 de
julio de 2002
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Sí, ya me acuerdo. Periodista y bibliotecario
Isaac Efrón: "Cuando empecé, el periodismo tenía un poco más de serenidad"
Fue fundador de la biblioteca de Aricana y se desempeñó en La Tribuna, donde conoció a Lisandro de la Torre

Isaac Efrón tiene 97 años. Fue fundador de la biblioteca de Aricana y trabajó en periodismo en el diario La Tribuna desde 1938 hasta su cierre en los años 70. Al periódico ingresó como cadete y llegó a ser secretario de Redacción, previo paso por el archivo, espectáculos e información general.
Los primeros 20 libros que tuvo Aricana los trajo Efrón desde Buenos Aires, y en La Tribuna uno de sus primeros trabajos fue llevarle a Lisandro de la Torre las pruebas de imprenta de los artículos del político, para que los corrigiese. Nunca dejó de trabajar y hoy escribe un libro sobre la ley 1.420 y su aporte a la educación. También escribió "La historia de Aricana" y un libro sobre la historia del diario "La Tribuna", que, asegura, no encuentra editor.
-¿Cómo surgió Aricana?
-Fue idea del cónsul de Estados Unidos William Wilson en una conversación con Virginio Albanese, de La Tribuna. En marzo de 1943 se hizo una asamblea en el Museo Castagnino para hablar del tema. Yo repartí las invitaciones. Ahí se decidió la formación de la Asociación Rosarina de Intercambio Cultural Argentino Norteamericano, de ahí la sigla Aricana. Su primer presidente fue Manolo Castagnino.
-¿Siempre funcionó en calle Buenos Aires?
-No, primero alquilamos una casa en Sarmiento entre San Lorenzo y Urquiza, donde después figuraba un cabaret (risas). Ahí estuvimos hasta fines los 50, cuando nos trasladamos a Buenos Aires 934, donde había un viejo edificio. Y en los 60 se construyó el edificio nuevo.
-¿Cómo consiguieron los libros?
-Los primeros 20 libros que tuvo la biblioteca de Aricana los llevé yo. Me los dio el director de la Biblioteca Lincoln de Buenos Aires. Estuve allá dos semanas para aprender la técnica decimal que ellos usaban para catalogar los libros. Cuando me volvía, el director me dijo que me iba a mandar unos libros de regalo, pero yo le dije: "No señor, me los llevo ya porque no quiero que se pierdan en el camino". Eran libros para la enseñanza del inglés y sobre geografía e historia de los Estados Unidos.
-¿Cuándo empezó a trabajar en el diario La Tribuna?
-En 1938. El diario fue fundado por Mario Antelo, por inspiración de Lisandro de la Torre. Antelo me llevó como cadete y ayudante del archivo. Fui progresando, del archivo pasé a la redacción, hice información general y estuve encargado de la sección cine y teatro junto con Irma Peirano.
-¿Cómo era Irma Peirano como periodista?
-Era una gran poetisa, que nunca sintió que ser poetisa fuese un impedimento para ser periodista. Además, La Tribuna fue un refugio para los artistas. Los creadores tuvieron un lugar importante en La Tribuna desde el mismo logotipo del diario, que fue hecho por el pintor Julio Vanzo. El diario se creó como órgano de difusión del Partido Demócrata Progresista (PDP) y se llamaba Tribuna. Cuando el PDP lo vendió no cedió el nombre ni el logotipo. El nuevo logo lo creó Vanzo, quien además todos los sábados hacía un editorial gráfico en el diario.
-¿Por qué La Tribuna era un refugio para los que venían de afuera?
-Cada vez que venía una compañía de teatro a Rosario La Tribuna le hacía un asado en la parrilla que estaba en el fondo del diario. Luis Arata era muy amigo de Antonio Robertaccio, que estaba casado con una artista, una de las hermanas Falcón. Cada vez que venía Arata se hacía un asado, y después la costumbre se extendió a otros artistas. Todos iban a parar a La Tribuna. Me acuerdo, entre otros, de Margarita Xirgu, Blanca Podestá, Pepe Arias...
-¿Y conoció Lisandro de la Torre?
-Sí. Era muy amable, para nada soberbio como muchos decían. Uno de mis primeros trabajos fue ir del diario en calle Santa Fe al 800 hasta la casa de Lisandro de la Torre en la calle Mitre para llevarle las pruebas de imprenta de sus notas. Tenía que esperar que las corrigiese y devolverlas al diario.
-¿En qué difiere el periodismo de los 40, cuando usted se inició, del de ahora?
-Primero, no había grabadores, se anotaba a lápiz y no había que equivocarse. Pero cuando empecé, el periodismo tenía un poco más de serenidad, no había televisión y se contaba con más tiempo para elaborar las notas.
-¿A quién entrevistó?
-A médicos famosos, a Arturo Frondizi, a Jorge Luis Borges, a Margarita Xirgu.
-Y como periodista de información general, ¿qué hechos le tocó cubrir que lo hayan marcado?
-Fue la época de la mafia, con la muerte de Ayerza y de Agata Galiffi. A ella la conocí personalmente. Era una mujer buena moza pero mala. Se casó con el abogado Lucchini, al que la mafia había agarrado para que la defendiera. Después se separó, se puso de amante de un malevo y se fueron para Tucumán. Allí estuvo presa hasta que la sacó el gobernador radical de Tucumán, que la tuvo de amante. Después ella lo dejó y se casó con un viñatero sanjuanino, y se convirtió en una excelente madre. En los años 70 estuvo en Rosario y le hablé por teléfono para hacerle una entrevista, pero no quiso porque, me dijo, la prensa la había tratado muy mal.
-¿No le dio miedo cubrir asuntos de la mafia?
-No. La mafia disimulaba mucho sus actividades. Tenía un local en 3 de Febrero y Dorrego. Eran un galpón, donde usaban como pantalla una lechería, ya que tenían vacas y vendían a 10 centavos el vaso de leche. Una noche hicieron una reunión y el diario me mandó con el fotógrafo Joaquín Chabasa. Pudimos hacer una foto, pero nos sacaron volando y nos amenazaron. Por suerte, esa vez no cumplieron.
-¿Y de la Segunda Guerra Mundial?
-En épocas del fascismo en Italia, acá había muchos simpatizantes italianos. Una noche se reunieron con las camisas negras y justo los pescamos para sacarles una foto. Después no la publicamos, nos pidieron que no lo hiciéramos porque había muchos médicos buenos de acá.
-¿Y de las épocas de mayor violencia en la Argentina qué recuerda?
-En la época de Perón nos pusieron varias bombas en Aricana. En tiempos de guerrilla, me sorprendió en La Tribuna un grupo montonero. Eran las seis de la mañana y yo estaba con un editorial. Me dijeron "quédese quieto que a usted no lo buscamos", y como la persona que buscaban no estaba se fueron y dejaron todo pintado. También los Montoneros quisieron poner una bomba en Aricana, pero el auto les explotó antes de llegar.


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