Año CXXXV
 Nº 49.536
Rosario,
jueves  11 de
julio de 2002
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Chile camina su transición con la renuncia de Pinochet al Senado

Santiago. - Una de las últimas páginas de las tensiones que dividieron a la sociedad chilena en los últimos 30 años quedó sellada con la muerte política del ex dictador Augusto Pinochet, según se desprende de las reacciones que provocó su renuncia al asiento vitalicio que ocupaba en el Senado hasta el martes pasado.
Uno de los primeros en hablar fue el presidente socialista Ricardo Lagos, que en declaraciones desde el sur de Chile afirmó que esperaba que este hecho "trajera más tranquilidad a Chile". Sin embargo, violentos disturbios entre manifestantes y policías en el interior del Senado interrumpieron durante 45 minutos la sesión del martes, donde los legisladores "tomaron conocimiento" de la renuncia de Pinochet.
u Como en el 98. Los incidentes evocaron la misma escena que el Parlamento chileno vivió el 11 de marzo de 1998, cuando Pinochet asumió como senador de por vida, al día siguiente de entregar el mando del ejército, que retuvo durante un cuarto de siglo. Desalojadas las tribunas de la sala, en medio de gritos e insultos, sobrevino un fuerte debate en el que los partidarios y detractores de Pinochet manifestaron sus distintas visiones sobre lo que fue su dictadura (1973/1990) y el camino que falta para alcanzar la reconciliación.

El senador derechista Jorge Martínez Bush, representante designado por la armada en virtud de la legislación que dejó la dictadura, pidió "una gran ley de amnistía, de paz y unidad nacional", para liberar a cerca de medio centenar de militares que enfrentan procesos por algunos de los 3.000 muertos y desaparecidos que dejó el régimen Pinochet.
Pero el presidente del Senado, Andrés Zaldívar -que se exilió en España cuando Pinochet le prohibió volver al país en 1980-, desechó ayer la posibilidad de una amnistía o ley de "punto final".
"Todavía existen cientos de casos de detenidos desaparecidos que no pueden ser ubicados y mucha gente sufrió la tortura, el exilio y la persecución", declaró Zaldívar a Radio Cooperativa. "Las visiones y los debates van a permanecer por mucho que queramos cerrar el pasado", comentó. "Cuando desaparezcamos como generación, serán los historiadores los que fijarán con mayor claridad los hechos", agregó.
u"Juzgada por la historia". El punto de vista del parlamentario demócrata cristiano coincide con el pensamiento de Pinochet, que tras explicar su renuncia por el deterioro de su salud declaró: "La obra realizada por mi gobierno será juzgada por la historia".

"Aún subsisten demasiadas pasiones entre nuestros conciudadanos para esperar de ellos un veredicto objetivo, sereno, y, sobre todo, justo", proclamó el ex dictador de 86 años, que dimitió al Senado después que la Corte Suprema lo liberó definitivamente por demencia, el 1 de julio, del proceso que enfrentaba por asesinatos y secuestros.
u A la Corte Interamericana. Para el Partido Comunista y los familiares de detenidos desaparecidos, la última página de la transición chilena a la democracia aún no se escribió y puede traspasar las fronteras de Chile, si concretan su propósito de llevar el caso Pinochet a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Pinochet, libre del peso de las acusaciones judiciales y poseedor de la nueva inmunidad que le otorga el estatuto de los ex presidentes de la república, prepara sus valijas para viajar el viernes a Iquique, 1.460 kilómetros al norte de Santiago, y tomarse un descanso, informaron fuentes de su entorno.
Mientras, los coroneles retirados Hugo Cardemil y Pablo Caulier se sumaron a otros militares sometidos a procesos, en una investigación por el secuestro de 15 campesinos en la zona de Parral, cuyo paradero se desconoce desde 1973. El nuevo proceso fue abierto por el juez Juan Guzmán Tapia, el mismo magistrado que intentó enjuiciar a Pinochet y lo mantuvo bajo arresto domiciliario durante seis semanas, entre enero y marzo de 2001.
La futura historia de estos años "relatará la forma en que Pinochet abandonó a sus hombres, uno a uno, liberándose él, pero dejando la injuria y la mancha para su institución y el juicio abierto para los otros", escribió la periodista Mónica González en su columna del semanario Siete más Siete. (AFP)



Los incidentes se reiteraron el martes en el Senado.
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