El ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, condenado a prisión por negligencia en la Guerra de Malvinas y beneficiado por un indulto presidencial, es buscado desde ayer por orden de la Justicia federal ante su presunta responsabilidad en la desaparición de una veintena de militantes de la organización Montoneros.
La captura de Galtieri y de otros 41 ex militares y efectivos policiales fue ordenada ayer por el juez federal Claudio Bonadío, quien investiga el secuestro y desaparición de presuntos miembros de las "tropas especiales de infantería" (TEI) de Montoneros.
Entre las víctimas, que fueron apresadas por el aparato represivo en 1980, figuran los hijos del actor Marcos Zucker y del escritor David Viñas.
La decisión del magistrado involucra a ex represores que ya cumplen prisión preventiva en el marco de otros procesos por violaciones a los derechos humanos.
El ex jefe del Ejército Cristino Nicolaides y el ex general Carlos Guillermo Suárez Mason, por ejemplo, se encuentran bajo arresto preventivo domiciliario por el robo sistemático de hijos de desaparecidos y ahora suman otra orden de detención.
En la nómina de acusados, los que posiblemente sean indagados desde hoy por Bonadío, aparecen además el jefe del Comando de Institutos Militares Santiago Riveros (también detenido por sustracción de menores), los ex policías Julio El Turco Julián Simón y Juan Antonio Colores del Cerro (presos por apropiación de bebés y el secuestro de desaparecidos), el general Juan Ramón Mabragaña y el ex jefe de la Policía Federal Edmundo René Romero Ojeda.
Galtieri, tercer mandatario de facto de la última dictadura, que ocupó la Presidencia en 1981 y 1982, nunca purgó penas de prisión por delitos de lesa humanidad cometidos en la dictadura y, aunque fue condenado por su negligente accionar en la guerra de Malvinas (1982), no cumplió la pena porque fue beneficiado por un indulto del ex presidente Carlos Menem.
Para cumplir con las capturas de los ex jefes militares y algunos PCI (personal civil de inteligencia) Bonadío libró ayer mismo por la mañana un oficio al jefe de la Federal, comisario general Osvaldo Giacomino, y al titular del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni.
El tristemente famoso 601
La gran mayoría de los militares y policías con orden de detención pertenecían al Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, desde el cual se planearon y ordenaron muchísimos operativos de la represión ilegal durante la dictadura.
En esta causa, abierta por la denuncia de familiares de las víctimas, Bonadío investiga la suerte corrida por unos 20 integrantes de Montoneros que estaban exiliados y retornaron al país en la denominada "contraofensiva estratégica" pero terminaron desaparecidos después de ser secuestrados.
Ricardo Pato Zucker, ex dirigente de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de la Juventud Peronista, y Lorenzo Viñas, ex dirigente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), decidieron enrolarse en las TEI, que comandaba desde el exterior Roberto Cirilo Perdía.
También cayeron Marta Libenson -mujer de Zucker-, el sacerdote católico Jorge Adur, Julio Genoud, Horacio Campiglia y Mónica Pimus de Bimsock, estos dos últimos secuestrados en Brasil en el marco del Operativo Cóndor.
Las averiguaciones comenzaron tras una conferencia de prensa brindada en 1982 por Nicolaides, quien en su carácter de jefe del III Cuerpo del Ejército afirmó que años antes, mientras se desempeñaba como jefe de Institutos Militares, esa fuerza "desarticuló una ofensiva" de las TEI.
En uno de esos procedimientos se consignó que hubo un choque entre una comisión integrada por tres policías que hacían un recorrido jurisdiccional, pero otros testimonios recogidos en las actuaciones indicaron que participaron de ese operativo ocho decenas de uniformados.
El juez solicitó, en agosto pasado, a España la extradición del argentino Claudio Scagliuzzi -residente en la península desde 1984 e hijo de un general del Ejército- que supuestamente actuó como agente civil del Batallón 601 de Inteligencia.
La captura de Scagliuzzi se concretó el 28 de agosto en Barcelona en virtud de que al hijo del militar no lo alcanza el beneficio de la ley de obediencia debida.
Scagliuzzi vivía con Silvia Tolchinsky, ex militante montonera, a quien conoció como prisionera en un centro clandestino de detención en Campo de Mayo.
Tolchinsky, quien tiene a su primer marido desaparecido, responsabilizó a Nicolaides y Riveros de los secuestros y desapariciones. La mujer recordó que estuvo secuestrada en un campo de la muerte ubicado al lado de Campo de Mayo, y dijo que allí pudo ver a varios de los secuestrados, e incluso narró que su marido, Adur y Viñas fueron arrojados juntos desde un avión al río de la Plata.