Año CXXXV
 Nº 49.536
Rosario,
jueves  11 de
julio de 2002
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cartas
Presente y futuro

Nuestra dirigencia política está clamando por la caducidad de los mandatos. Carrió, Ibarra, Kirchner, Reutemann, Solá ya lo han hecho. ¿Es ése uno de nuestros dilemas? Analicemos el Congreso de la Nación: convalidó, con la voz predominante de Lamberto y Matzkin y la oposición de Stubrin y Baglini todo el proceso de convertibilidad y privatizaciones de Menem; convalidó, con el antagonismo de Lamberto y Matzkin y la adversidad de Stubrin y Baglini la suma de poderes para Cavallo-De la Rúa; convalidó, con la voz predominante de Lamberto y Matzkin, la devaluación de Remes Lenicov-Duhalde. ¿Puede lograrse otro Congreso más obediente y cooperativo? ¿Cuál es el objeto de fundar el eje electoral en una renovación de mandatos? Lo que los argentinos necesitamos, para poder votar correctamente, es que nos expongan un plan de gobierno, que ninguno de los precandidatos pueden exhibir: Carrió, que jamás ha gobernado, no exhibe sino un loable afán de transparencia democrática, una correcta y tenaz lucha por las prácticas gubernamentales honestas, pero ¿cómo tratará los temas candentes que preocupan a los argentinos? Nadie lo sabe, ella no lo expresa. Reutemann, quien ha estado en el gobierno de Santa Fe durante una década, puede exhibir que no endeudó la provincia, como ocurrió en otras jurisdicciones. Zamora, que tampoco ejerció el poder, sólo exhibe la habilidad cismática de la izquierda nacional Ðhasta rechazó en plena sesión de diputados el apoyo de Patricia WalshÐ, no construye, destruye poder. Esos candidatos nos auguran un lastimoso futuro a los argentinos, aunque los consultores que intentan vender sus productos, ya tengan resuelta la próxima elección.
Francisco della Rovere


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