Año CXXXV
 Nº 49.536
Rosario,
jueves  11 de
julio de 2002
Min 1º
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cartas
Columnas mortales

Que un perro muera electrocutado en una plaza de Rosario tal vez no sea demasiado preocupante para algunas personas, pero tanto a unos como a otros nos debe mover a reflexionar sobre el particular. Porque muy distinta sería la crónica si se tratara de una persona, cualquiera de nosotros, o muy probablemente un niño. Analicemos este caso desde lo político. Desde la hipocresía muchos saldrán a hablar sobre el particular y justificar el hecho, minimizarlo o deslindar responsabilidades: el Ejecutivo municipal, los concejales, los gremialistas, todos los que desde las tendencias políticas con supuesta sensibilidad social luchan por nosotros, los votantes. Creo que podemos coincidir en que, en hechos como el de referencia, alguien no ejecutó su trabajo correctamente, pero también hubo alguien que no supervisó convenientemente, ni altas jerarquías que previeran desde lo legislativo y lo ejecutivo el tratamiento adecuado de estas cuestiones "técnicas". Tal vez porque están más preocupados por sus especulaciones políticas personales y porque no están capacitados o convenientemente asesorados. Día a día estos señores dictan normas y/o resoluciones diciéndonos lo que debemos hacer Ðpor supuesto siempre por nuestra seguridadÐ, y luego nos multan, como corresponde, cuando no las cumplimentamos. Pero yo me pregunto: ¿cuando ellos no respetan las normas, cómo pagan, quién es el encargado de actuar de oficio para reclamarles, juzgarlos y sancionarlos? Está de moda hablar de que hay que cambiar el país, pero el problema sigue siendo saber cómo hacerlo. No entendemos que este estado de situación no se cambia desde la macropolítica. Por el contrario, el cambio se dará el día que comprendamos que esto depende de modificar la actitud personal de todos, haciéndonos responsables de nuestros actos y capacitándonos para ser realmente eficientes en nuestras diarias funciones, sea el nivel que sea, valorizando nuestras actividades y jerarquizándolas, desde el ordenanza hasta el intendente, se trate de quien se trate.
Raúl Ballardini


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