Miguel Pisano / La Capital
El día que el profesor Castelli lo dejó libre de Newell's Daniel Pendín pensó por primera vez en dejar el fútbol. "Ya había empezado a ayudarle a mi viejo en el taller mecánico y pensaba empezar a estudiar algo", recuerda con la típica timidez del jugador este flaco alto y pelilargo de Las Delicias, que acaba de firmar un contrato por tres temporadas con Xerez, de la segunda división del fútbol español, que le compró el pase a la inusual edad de 27 años, a pedido del alemán Schuster. Claro, luego de diez años en las inferiores rojinegras, en las que llegó hasta la reserva, al Flaco parecía que se le terminaba el mundo hasta el día que habló con López, quien le dio el pase, comenzó de nuevo y se fue a Central Córdoba, donde jugó todo el año 96 de la mano del sempiterno Gordo Palma. "Tenían que hacer seis contratos y éramos como 20. Estaban Smaldone, Bangert, Ucero, Ivanovic, Mtawalli, Baldivieso, además adelante tenía a Castagno Suárez, así que sabía que no iba a tener lugar", confía Pendín a Ovacion, acompañado por el Laucha, un amigo que lo acompaña a sol y sombra, como si fuera su mejor representante. "En Central Córdoba no jugué mucho pero me fue bien. Le metimos cinco acá al Belgrano de Marchetta y después le ganamos a Chicago por penales un partido en Pergamino y entramos al octogonal. Y en un partido contra All Boys me vio gente de Oviedo, que me llevó a probarme", historia el Flaco, munido de un par de carpetas con recortes de notas periodísticas sobre sus notables cinco años en la tercera y segunda. "Tuve la suerte de que me llevaran un poco para jugar y un poco a prueba a la filial de Oviedo, que jugaba en tercera. Yo practicaba siempre en el primer equipo, que dirigía Tabárez y donde estaban Buljubasich y Gamboa, pero jugaba en la filial", cuenta su desembarco en la península. -¿Cómo pasaste a Burgos? -Porque después de jugar un año en Oviedo B ellos querían renovar el contrato por otro año, pero no tenía posibilidades de jugar en primera y con 23 años no quería quedarme en un equipo de tercera. Entonces surgió la posibilidad de jugar en Burgos, es decir que pasé de un equipo que sólo tenía posibilidades de pelear la permanencia a uno que tenía aspiraciones de ascender. -Y los tres años en Burgos fueron los mejores de tu carrera. -Sí, el año pasado subimos, yo marqué el gol del ascenso y salí goleador del equipo. -Es raro que seas goleador como 5. -Eso es lo que tuvo más repercusión y llamó la atención este año. Además porque por el sistema del torneo, al subir a segunda nuestro objetivo era la permanencia. Enrique Martín jugaba con un delantero y metí seis goles de cabeza, por eso se preguntan cómo puede ser que el goleador sea Pendín, un centrocampista defensivo. -Contá cómo entraste en el récord Guinnes con dos goles. -Porque le hice un gol a Oviedo y después Pedro José, el capitán de Extremadura, me rompió el maxilar superior y estuve seis partidos sin jugar. El equipo estuvo 874 minutos sin hacer goles y cuando volví le hice el gol a Recreativo de Huelva. -Los hinchas de Burgos no querían que te fueras. -No, en Burgos la gente me paraba por la calle para pedirme que me quedara y estaba recaliente porque me haya ido, pero a los 27 años yo no podía dejar pasar la oportunidad de que me pidiera un técnico como el alemán Schuster ni de pasar a un club como Xerez, que me compró el pase y me hizo un contrato por tres temporadas. -¿Cómo te tratan los españoles? -Bien, pero cuando te oyen hablar te dicen "Sudaca" o "Vete de aquí", aunque reconozco que no es lo mismo jugar al fútbol que ir a trabajar. -¿Cómo evalúan al fútbol argentino? -Como muy bueno. Una nota del diario As decía que cualquier equipo español que quiera salir campeón debe tener un jugador argentino y en una encuesta entre los 40 técnicos españoles de primera y segunda, 30 daban a Argentina como candidata a ganar el Mundial, inclusive encima de España. -¿Todavía soñás con debutar aquí? -No, la verdad que nunca pensé en volver a jugar aquí, aunque me gustaría volver a vivir en la Argentina. -¿Te adaptaste a tu nueva vida? -Me adapté porque me casé con Sandra, mi novia del barrio, y tenemos a Julián, un hijo español de dos años, pero extraño mucho la familia, la televisión, la comida, los amigos, el barrio, el picado de los sábados. -Celsi sostiene que, con plata, Argentina es el mejor país del mundo. -Y es así, no te quepa ninguna duda.
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