Paulo Pécora
Ricardo Darín y la colombiana Angie Cepeda protagonizan "Samy y yo", segundo filme de Eduardo Milewicz que se estrena mañana. En la película el director se juega por un estilo de comedia "seria apuesta al deleite del espectador a partir de los defectos del protagonista", según explicó el realizador, quien desde hace dos años está radicado en España. "Para mí la comedia es algo muy en serio", dijo Milewicz, y añadió: "Este estilo se basa en la construcción de todas la debilidades del protagonista, que se la pasa sufriendo todo el tiempo mientras vos te reís. No es que busque ser gracioso, él la pasa mal y a vos te deleita; es raro pero así es como funciona la comedia". Samy Goldstein, el personaje que encarna Darín, es un guionista judío de programas cómicos de televisión cuya vida mediocre y opaca lo convierte, justamente, en un hombre inseguro y lleno de defectos, fobias, temores y dificultades para comunicarse con los demás. "Muchas de las humillaciones que sufre Samy, mucho del maltrato que recibe, sus dificultades para relacionarse y sus inseguridades provocan risa, pero quizás esas mismas cosas le molestarían a más de un espectador", señaló Milewicz. Al llegar a los 40 años Samy se encuentra atrapado sin salida en un laberinto de mujeres, en el que su novia (Alejandra Flechner), su madre (Henny Trayles), su hermana (Alejandra Darín), su mejor amiga (Cristina Banegas) y su productora (Rita Cortese) lo agobian al punto de quitarle el aire. Aunque parezca paradójico, sólo otra mujer (Cepeda) -una sensual joven a la que conoce por un malentendido- puede apartarlo de ese entorno e insuflarle nuevos aires que, además de convertirlo en el centro involuntario de alocadas situaciones, le permiten enamorarse y volver a soñar con su vocación de escritor. "A Angie Cepeda la elegí luego de ver la película «Pantaleón y las visitadoras», de Francisco Lombardi, porque tiene angel y mucha sensualidad, transmite ingenuidad e inocencia, y posee una energía avasallante que contrasta mucho con el personaje de Samy", recordó el cineasta. Admirador del director, actor y autor estadounidense Woody Allen, de quien parece haber tomado el recurso de cierto tono autobiográfico y desopilante para el personaje de Samy, Milewicz explicó que "la comedia es un género que tiene que mucho que ver con el dolor y el sufrimiento, y en este país lo hay y mucho". "Todos sentimos situaciones a diario que se ubican en un límite muy impreciso entre el dolor y la comedia. En el filme se genera un pacto entre el personaje y el espectador, que disfruta de todos los sufrimientos y falencias ve en la pantalla, pero que teme padecer en su vida personal", señaló el Milewicz. "Siempre tuve ganas de hacer comedia. Cuando hacía televisión exploraba algunas cosas cómicas, pero también le tenía miedo porque sabía que es uno de los géneros más difíciles de hacer, porque si funciona puede ser un éxito, pero si no funciona es un fracaso seguro", aseguró. El director recordó que apenas terminó de filmar "La vida según Muriel", su ópera prima de 1997, se puso a escribir y a investigar el género de la comedia y convocó a Ricardo Darín para combinar esfuerzos. "Con él dupliqué mi confianza en que era posible hacer una comedia", agregó. Milewicz se basó en "la comedia americana de los años 30 y 40, en la que brillaron películas de Howard Hawks y Preston Sturges, pero básicamente de lo que hicieron en los Estados Unidos autores centroeuropeos como Ernest Lubistch. También tomé algunas cosas de las sitcom de los 50", admitió el director. Milewicz, quien admite que comparte algunas cosas con Samy Goldstein, señaló que en la película también existe "una apuesta a la vida y a las segundas oportunidades, porque el protagonista nace de vuelta a los 40 años". "Creo en las segundas oportunidades. Es algo que me hace bien. Y me parece que la comedia tiene un sentido, que es deleitar, pero al mismo tiempo ayudar e iluminar al espectador que va a ver una película", concluyó.
|  Darín y Cepeda son un tímido y una seductora nata. |  | Ampliar Foto |  |  |
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