María Sung, esposa de Milingo, reclamó por el ex obispo desaparecido luego de ser recibido por el Papa el 7 de agosto de 2001 en Roma. Sung mantuvo durante varios días una rígida huelga de hambre, envió cartas desgarradoras, lágrimas y súplicas a Juan Pablo II y elevó rezos a la madrugada en la plaza San Pedro. Tras 16 días de ayuno, la pareja de reunió, se saludó y Milingo inició un retiro espiritual. En aquel momento, fuentes eclesiásticas, que no indicaron el nombre de la localidad donde fue alojado, dijeron que Milingo había llegado a un acuerdo con el Vaticano para celebrar misa nuevamente. Desde que se separó de María Sung, el religioso africano fue huésped en más de una comunidad religiosa en el sur de Italia, incluyendo la cartuja calabresa de Serra San Bruno, donde permaneció poco tiempo. Luego se dijo que el ex obispo se había aislado en una comunidad de monjas de la provincia de Reggio Calabria, donde era asistido por dos consejeros espirituales elegidos por la Congregación para la Doctrina de la Fe, un franciscano y un focolarino. También, fuentes del Vaticano dijeron que había trascendido que el sacerdote sería trasladado a una sede romana, se trataría de una de las muchas rectorías ubicadas en Roma.
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