"Estoy mirando el péndulo", le soltó Carlos Reutemann al grupo de dirigentes que se desvelaba tratando de interpretar hasta el más mínimo de sus gestos. "¿Y él péndulo te dice que vas a ser candidato?", preguntó un legislador. "El péndulo va y viene", respondió el gobernador, antes de una inusual carcajada.
Detrás de la máscara de hierro o de la imagen de "tibio" que le endilgan algunos periodistas se esconde un dirigente que está jugando a fondo su carrera más crucial. Y que, además, opera a full: sin que trascienda, Reutemann está sondeando al pampeano Rubén Marín para sumarlo a su causa. "Rubén viajó a la Capital Federal y está a punto de tomar una decisión trascendente", dijeron desde el riñón del pampeano.
Un histórico dirigente del PJ que conoce como las líneas de su mano el mapa peronista fue contundente anoche ante la requisitoria de La Capital: "Si el Lole logra captar a Marín le terminará de quebrar el espinazo al menemismo". El pampeano es uno de los pocos cuadros políticos del ex presidente que salió indemne de la trituradora que significaron los diez años de gobierno, tiene una provincia con números equilibrados y no cayeron sobre él denuncias de corrupción.
Pero la cola de potenciales vicepresidentes de Reutemann es larguísima: algunos intendentes de la provincia de Buenos Aires se ponen en alerta apenas los identificadores de llamadas dejan ver el prefijo 0342. Al fin de cuentas, el titular de la Casa Gris dijo desde un principio que una fórmula "compensada" debería incluir a un bonaerense. Eran épocas en que los Tres Mosqueteros (Julio Alak, intendente de La Plata; Juan José Alvarez, ministro de Justicia y Seguridad, y Alberto Balestrini, intendente de La Matanza) aparecían en el firmamento como un bloque de poder que podría tomar independencia del duhaldismo.
El acorazado santafesino
Hoy Alak está distanciado de Duhalde y no dudaría en dar el sí ante un eventual pedido de Reutemann. Las características del Lole producen un fenómeno extraño para el periodismo santafesino: esta vez son los dirigentes los que llaman a los medios (sin resultados positivos) para saber qué es lo que tiene in péctore el acorazado Lole.
El gobernador parece haberse dado cuenta de que iba demasiado rápido en su camino hacia una definición. ¿Para qué dejarse llevar por la ansiedad del gobierno nacional cuando lo que necesita instalar en la sociedad no es su nombre (goza de un conocimiento del 100%) sino un programa? Los números lo reflejan: una encuesta on line de La Nación consignó ayer que el 44% de los consultados opina que aún no definió su postulación "por la responsabilidad que implica la decisión". Solamente el 17% cree que es "por indecisión".
Después de una larguísima carrera de obstáculos, y cuando casi todos se encandilaban por el "nuevo modelo cordobés" o la "flecha veloz" de Ruckauf, el Lole quedó primero sin necesidad de recorrer los estudios de televisión o de costosas estrategias de marketing. Ahora el final de la competencia depende solamente de él.