Tan solo 90 minutos de juego sirvieron para mostrar con absoluta claridad la realidad de dos equipos. La de un Central Córdoba que desde hace varias semanas comenzó con sus trabajos de preparación para el próximo torneo, y la de un Argentino que está inmerso en una crisis político-institucional como hace tiempo no vivía y que indudablemente repercutió en el rendimiento de un equipo plagado de juveniles y que apenas cumplió con un día de entrenamiento para disputar la Copa Independencia. Por eso la facilidad de los charrúas para despacharse con un 3 a 0 más que contundente.
La diferencia no pudo ser expuesta por el equipo de Palma en el primer tiempo. Es que Argentino tuvo la virtud de saber aprovechar algunas imprecisiones charrúas y por ende jugarle de igual a igual. A tal punto que las chances más claras de la primera etapa estuvieron del lado del albo.
Mientras Villa mantuvo el ritmo, Argentino se mostró más punzante. Un error de Cancelarich en la salida le dio la posibilidad al propio Villa de abrir el marcador, pero el delantero la terminó mal. Lo mismo sucedió sobre el cierre del primer tiempo cuando Ferreyra bajó de cabeza para Villa un centro desde la derecha y que Cancelarich se encargó de ahogar el grito de gol salaíto.
Hasta ahí Central Córdoba no había logrado hacer pie en el partido. Apenas contó una aproximación de Pignata, demasiado poco para los nombres que tenía en cancha.
La hora de la lógica
Pero rápidamente llegó el turno de la lógica. Cuando el aspecto físico comenzó a jugar su partido, la balanza se fue inclinando lentamente para los de Tablada. Especialmente después del envión anímico que significó el tempranero gol de Javier López, quien capturó la pelota tras un cabezazo de Pignata.
A partir de allí fue otro partido. Los charrúas empezaron a jugar con la desesperación de Argentino y con un criterioso manejo del balón liquidaron el pleito. Marchano tomó la pelota en tres cuartos de cancha y buscó el pique de Calabrese, quien eludió al arquero y mandó el centro para que el ex delantero de Rosario Central ensayara una palomita en el segundo palo y marcara el 2 a 0. A esa altura la suerte estaba echada. El triunfo charrúa no resistía ningún tipo de cuestionamientos y menos aún después de que Andrés Malvestiti marcara el tercero.
Si bien se trató de un partido con tinte de amistoso, el clásico siempre se vive de una manera especial, por eso los de Tablada se fueron contentos, sabiendo que las cosas se están haciendo como corresponde. Del otro, los responsables de manejar el club tal vez hayan tomado nota y advertido que no hay más tiempo que perder.