El ministro de Economía, Roberto Lavagna anunciará hoy una serie de medidas para ampliar el menú de bonos para canjear por depósitos atrapados en el corralito, luego de que el resultado de la licitación de los Boden 2005 recibiera una ínfima cantidad de ofertas.
Según trascendió, se ampliaría el abanico de operaciones que se podrían realizar con los bonos. Entre ellas, la posibilidad de que las empresas paguen deudas, la compra de autos y casas de parte de particulares, y un sistema de administración de los redescuentos para obligar a los bancos a incentivar a los clientes a tomar los bonos optativos.
Voceros del Palacio de Hacienda aclararon que el "plan B" que diseña el Ministerio para el caso de que el 16 de julio no se cumplan las expectativas respecto del cambio de bonos, no significa que los papeles vayan a ser obligatorios. Por la tarde, al participar de uno de los encuentros realizados en el marco de la cumbre del Mercosur, Lavagna había entreabierto la puerta a esa posibilidad al asegurar: "No soy yo el que tengo que admitir el canje compulsivo, el tema es si lo acepta la Justicia, el Congreso y la sociedad".
El ministro dijo esto después de admitir que la ley tapón no había cerrado el goteo del corralito a través de amparos judiciales (en junio se fueron más de mil millones de pesos contra los 780 millones que estimaba el programa monetario).
"Hace 40 días que esperamos que la Corte Suprema frene los recursos y ello no ocurrió, por lo que tenemos que volver a analizar algunas cosas, debido a la repercusión de esta situación en materia de emisión monetaria", refirió ayer el ministro.
La posibilidad de que los "cambios" al Plan Boden marcharan hacia la obligatoriedad del sistema creció con la fuerte presión de los bancos extranjeros para lograr esta reivindicación, liderada en los hechos por el Fondo Monetario y el Banco Central. No es novedad que la mayoría de las entidades hizo muy poco esfuerzo para promover el canje voluntario, con el cual Lavagna pretende rescatar al menos un 30% de la deuda con los ahorristas.
El primer test no fue alentador. La licitación del Boden 2005 sólo recogió una adhesión del 3%, aunque el cierre formal es hoy, cuando se terminen de recibir las ofertas giradas a través del Mercado Abierto Electrónico. El precio del dólar se ubicaría entre los 2 y los 2,10 pesos.
Ante este resultado Lavagna decidió apurar la implementación de un conjunto de medidas que intentará mejorar las actuales condiciones del programa, pero sin modificar su estructura básica y ratificando la fecha del 16 de julio como plazo máximo para adherirse.
El jefe del Palacio de Hacienda reveló que le envió al presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, "un informe analizando la situación sugiriéndole algunos cambios, sobre todo, considerando que no se han frenado los amparos que permiten la continuidad del retiro de depósitos".
Para los particulares se definiría, luego de varias postergaciones, la utilización de esos bonos, e incluso los depósitos, para la adquisiciones de autos nuevos y casas a terminar o a estrenar.
También darían un aliciente a los bancos que deseen devolver parte de los depósitos y tengan problemas transitorios de iliquidez a los que les brindarían redescuentos especiales para que puedan devolver una parte de los dineros en efectivo y la otra en títulos.
La presión aumenta porque el lunes arribará al país una misión conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), cuyo objetivo central será el análisis del programa monetario, sobre el cual el canje de bonos es una pieza clave.
"Paces" con Pignanelli
Como un ariete del organismo, el nuevo presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, se ocupó en la semana de resaltar sus diferencias con Lavagna, sobreactuando su defensa de la autonomía de la entidad monetaria, augurando caídas de bancos y vociferando a favor de un plan compulsivo de canje de bonos.
La guerra entre Economía y el Central fue parcialmente disimulada ayer con un comunicado aclaratorio de la autoridad monetaria respecto de que acataba la voluntariedad del trueque de títulos por depósitos. No obstante, Pignanelli, quien aseguró que es "amigo de Lavagna desde hace 25 años", reconoció que hay diferencia de criterios respecto del papel que debe jugar el BCRA en esta instancia.
Lavagna prefirió esquivar la pelea diciendo que las declaraciones de Pignanelli durante la semana había sido magnificada por periodistas que se ocupan de "tonterías".
"A nadie le importan las peleas, acá lo que importa es crear trabajo", dijo Lavagna. Por su parte, el jefe del Central dijo que con el ministro de Economía "no hay lucha, no hay tal crisis, simplemente son opiniones diferentes".
Juntos cargaron contra la Corte. "Realmente nos gustaría mucho que haya una acordada de la Corte Suprema permita frenar estos amparos", dijo.