El Mercosur culpó el viernes a los mercados internacionales de los males económicos que padecen sus principales miembros y pidió a los organismos de crédito atender las solicitudes de ayuda financiera de Argentina.
En una declaración conjunta, tras la cumbre celebrada en Buenos Aires (que tuvo como invitado al mandatario de México, Vicente Fox), los presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y sus socios Chile y Bolivia se mostraron preocupados por "el comportamiento del sistema económico financiero internacional".
Este factor "ha sido una de las fuentes que ha contribuido a la inestibilidad de la región, dificultando las posibilidades de un desarrollo económico sustentable con equidad y justicia social", dijeron los jefes de Estado.
El Mercosur, la tercera unión aduanera del mundo, es un mosaico de dificultades: Argentina sufre la peor crisis de su historia tras una serie de descalabros económicos y políticos, y Brasil intenta parar la caída de sus bonos y su moneda por la incertidumbre que genera el liderazgo en las encuestas preelectorales del izquierdista Luis Inacio Lula da Silva.
Mientras tanto, Uruguay y Paraguay resultan castigados por el efecto de contagio de los vecinos.
Hasta ahora, los organismos internacionales de crédito ayudaron a Brasil y Uruguay pero aún están reticentes a dar dinero a la Argentina.
Los presidentes del Mercosur expresaron en su declaración su "solidaridad con la Argentina, país en el que, en el ámbito regional, estos efectos negativos (por la crisis) han alcanzado una mayor gravedad".
En el plenario de los presidentes, hasta el presidente de Chile, Ricardo Lagos, que conduce una de las economías más estables de la región, avanzó en críticas hacia la comunidad financiera internacional afirmando que muchas veces la dureza de los planes económicos que deben aplicar los países, amenazan su estabilidad democrática.
Diferencias
Pese a la declaración de solidaridad con la colapsada Argentina, el presidente, Eduardo Duhalde, y el de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, aclararon que no hay planes de abordar en forma unificada las relaciones entre sus países y el FMI, y que la crisis argentina es diferente a la del resto.
"Hemos hablado reiteradamente de la crisis que afecta a la región", dijo Duhalde, quien explicó que "creemos que cada país está llevando adelante sus negociaciones con los organismos internacionales".
El mandatario indicó que "la situación especial de Argentina es muy distinta a la de otros países, por lo tanto, no hay un frente común para negociar" con los organismos financieros internacionales.
Cardoso, en tanto, insistió también en separar las causas de la crisis de Argentina y la tormenta financiera que enfrenta Brasil, que adjudicó exclusivamente a la proximidad de las elecciones presidenciales, que se celebrarán en octubre.
"Los mercados a veces tienen una percepción apresurada sobre datos electorales y también sobre consecuencias electorales", dijo Cardoso, quien señaló, en sintonía con Duhalde, que "en lo que hace a las negociaciones financieras cada país tiene una negociación específica entonces no es necesario que se proponga una coalición para negociar".
Interrogado sobre las críticas de los presidentes sudamericanos a los organismos multilaterales, el mandatario brasileño -que en la reunión asumió la presidencia semestral del Mercosur- lamentó que no existan "fuerzas institucionales que puedan contrarrestar ciertas turbulencias".
Cardoso, además, abogó por la necesidad de reformar esas instituciones debido a que, dijo, "quedaron cortas frente al proceso de integración de los flujos financieros y no hay instituciones nuevas capaces con rapidez y eficiencia de contrarrestrar los efectos de esas turbulencias".
Acuerdos
En una cumbre que prácticamente no dejó resultados concretos, los presidentes del Mercosur suscribieron con el mandatario de México un acuerdo para iniciar una negociación eliminar aranceles al comercio recíproco, que no especifica plazos de finalización, dijeron fuentes diplomáticas. En tanto, Argentina y Brasil firmaron una carta de intención para, en unos 30 días, según dijo el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil, Sergio Amaral, poner en marcha un demorado acuerdo automotor que permitiría aumentar el intercambio sectorial.