Año CXXXV
 Nº 49.525
Rosario,
domingo  30 de
junio de 2002
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España: Historia, playas y devoción
En la nueva Andalucía conviven las tradiciones con el presente cosmopolita y europeo

Ricardo Petunchi / La Capital

Bellezas naturales, comidas típicas, fiestas tradicionales, playas. Una recorrida por Andalucía puede resultar un programa atractivo y singular. Si a eso se le agrega la seducción y pasión que ponen los andaluces en cada una de sus cosas, la invitación se vuelve irresistible. Huelva, Sevilla, Cádiz, Marbella, Ronda, Mijas, Puerto Banús y Málaga configuran algunos de los distintos rostros de esta nueva Andalucía, donde conviven una rica historia y un presente cosmopolita y europeo, otra faceta de esta España 2002.
Es una propuesta en la que cada componente se complementa casi a la perfección. Conviene entonces ir por partes.
Huelva es el corazón de la devoción religiosa, de la fe que se convierte en fiesta multitudinaria, en miles de peregrinos, cánticos, carrozas, en días y noches interminables. Huelva es sinónimo de la Fiesta del Rocío, que congrega cada año a un millón de fieles.
Está en el extremo occidental de la provincia andaluza. Los cimientos que forjaron la historia de la ciudad se reflejan en numerosos restos arqueológicos: tartesios, celtas, romanos, visigodos y musulmanes se instalaron en la provincia atraídos por la riqueza de su suelo y sus yacimientos mineros.
La ciudad fue testigo a lo largo de los siglos del nacimiento, apogeo y declive de múltiples civilizaciones, que dejaron su huella en el territorio y su gente. Es en el neolítico, y más precisamente en la Edad de Cobre, cuando esta tierra alcanza su primer esplendor.
También fue protagonista de un hecho que cambió el curso de la humanidad: el 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón partió hacia las Indias. El convento franciscano de La Rabida encierra entre sus muros los secretos que utilizó el marino para convencer a los reyes del proyecto que culminó con el descubrimiento de América. La Rabida, situado en Palos de la Frontera, es hoy visitado por miles de turistas atraídos por el legado de aquella proeza.
Esta es una zona de naturaleza protegida. Aquí se encuentra la reserva ecológica más importante de Europa, el Parque Nacional Doñana, con 51 mil hectáreas de extensión. Cuenta también con otras 210.000 hectáreas protegidas que se reparten en tres reservas naturales, ocho parajes naturales y un parque. Para los amantes del turismo rural, el microclima y la microflora -lo que permite la elaboración de los famosos jamones de Huelva- son una gran tentación.
Sol, playas y arenas también están en este verdadero catálogo natural. Son 120 kilómetros de playa esparcidas entre las desembocaduras de los ríos Guadalquivir y Guadiana, que forman un frente litoral de finas arenas blancas. Y cada playa, tiene su particularidad. En la parte más oriental se encuentra Matalascañas, la zona con mayor estructura hotelera; a 30 kilómetros está Mazagón, donde se pueden disfrutar playas prácticamente vírgenes, y más hacia el oeste Punta Umbría, una población marinera redescubierta como balneario a finales del siglo pasado por los ingleses de la Compañía Minera de Riotinto, que reúne a más de cien mil visitantes cada verano.
Como en toda España, la gastronomía de la provincia satisface al paladar más exigente. Dos manjares excluyentes dominan las mesas: jamón y mariscos. Y las sobremesas son pausadas y deliciosas, con las primeras noches del verano que invitan a hacerlas interminables.
En Aracena, Cortegana y Cumbres Mayores tiene su centro la afamada industria del cerdo ibérico. La costa, lógicamente, tiene una larga tradición marinera y su gastronomía va unida a la pesca. Puertos como los de Isla Cristina, Huelva, El Rompido, Ayamonte, Lepe o Punta Umbría cuentan con mariscos insuperables como el langostino o la peculiar gamba blanca de Huelva.
Pero no todo es comer. También hay donde encontrarse con buenos vinos. La comarca conserva su tradición vinícola y en pueblos como Bollullos, Almonte o Rociana hay bodegas en las que se crían los jóvenes afrutados y otros vinos de la tierra.

Fiesta de la fe
Hasta aquí, todo bien andaluz. Pero hay más, hay un tiempo y un lugar donde el espíritu andaluz es más libre que nunca. Los andaluces son más andaluces que nunca en la romería de El Rocío, una de las fiestas más multitudinarias de toda España. Asisten un millón de personas.
Peregrinos de toda la provincia y el país se desplazan durante los días anteriores a Pentecostés para coincidir en la aldea de Almonte en torno a la ermita de la Virgen del Rocío. Los preparativos del viaje, el camino hasta la aldea, el salto de la reja y la posterior procesión constituyen una experiencia única en el mundo.
La asistencia a la Romería se realiza principalmente en grupos constituidos por las distintas Hermandades, que hacen el camino a través de toda Andalucía. Peregrinos a pie, a caballo y otros que hacen el recorrido en carros, carretas, manolas y charrets conforman una inigualable demostración de devoción religiosa.
Cantos, bebidas típicas, trajes tradicionales, miradas seductoras de un carruaje a otro y amores peregrinos hacen de esos cinco días y sus noches una celebración para el espíritu y el alma.



Las ceremonias religiosas en Andalucía son emotivas.
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