Pablo R. Procopio / La Capital
El arzobispo de Rosario y vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Vicente Mirás, se expidió finalmente sobre el caso del adolescente de 14 años que fue expulsado del colegio al que asistía una vez que se conoció el embarazo de su novia. El prelado confió en que el tema "va a ser arreglado entre el colegio y la familia". De este modo, aconsejó que el chico sea contenido por la institución educativa. De esta forma, Mirás intentó poner paños fríos al polémico asunto que alcanzó trascendencia nacional y se alejó de cualquier intención de dividir las aguas. Por el contrario, sostuvo que "todo lo que se pueda decir alrededor de esto no hace más que hacerles daño a este pobre chico y a esta pobre chica". Tras la insistencia de la madre y de las autoridades educativas provinciales, el joven permanecerá todavía cursando el 9º año en el colegio Santa Teresita del Niño Jesús del barrio Acíndar. En rigor, y al hacerse eco de esta circunstancia, Mirás apaciguó las cosas: "Aún no ha pasado nada, si el chico está en la escuela". Así, se refirió a la necesidad de que "todos" apoyen al alumno. "Por cierto, también existe una promesa de acompañamiento del colegio y de todo el mundo", subrayó. -El responsable del establecimiento había señalado que correspondía que el chico se retirara tras no haberse cumplido un contrato entre las autoridades del instituto y la madre... -Hay un ideario en cada colegio, ya sean católicos y no católicos, que supone un compromiso entre ambas partes. Así que eso queda en el ámbito de la conciencia de quien firmó. El que recibe una firma de buena fe supone que el que hizo la rúbrica va a cumplir. Eso nos pasa a todos. -¿Qué aconsejaría ante una situación como esta que se está debatiendo en todo el país? -Que el colegio y la familia arreglen el tema; y esto es lo que va a ocurrir, hablando y dialogando. Se trata de personas muy buenas. Tanto la gente del colegio que es excelente y conozco hace 8 años desde que viene a Rosario, como esta familia, por lo que me cuentan. Porque yo no conozco nombres ni apellidos y tampoco quiero saberlos ya que no hace falta. El arzobispo confió en que las partes seguirán hablando en busca de la contención del afectado. "Creo que esa es la intención de todos", indicó. Es más, recordó que "la familia y la escuela ya habían hablado antes de que esto se produjera, pero alguien entró en el medio y empezó la rueda". Más contemporizador todavía, aseveró: "Dejémoslo ahí, ya pasó", fueron sus dichos en tono paternal. "Lo que hay que hacer ahora es calmar las cosas y ayudar a que todo camine bien", concluyó. Así, dio la sensación de que su palabra ayudará a acercar a las partes, intentando evitar una justificación a la autoridad religiosa de la institución de cara a la primaria intención de que el alumno tuviera que irse definitivamente.
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