El candidato por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) a la presidencia del Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, prometió ayer que si gana las elecciones mantendrá las metas de inflación y de superávit de las cuentas públicas del actual gobierno durante un año a fin de permitir la transición. Mediante una "Carta al pueblo brasileño", Lula intentó ayer descomprimir el foco de tensión generado en torno a su eventual victoria electoral y anticipó que, en caso de arribar a la presidencia, respetará y honrará todos los compromisos financieros internacionales oportunamente contraídos. En una nota que leyó en un encuentro del PT realizado ayer en San Paulo, Lula anticipó que si es presidente honrará "todos los compromisos" y respetará "los contratos financieros nacionales e internacionales ya asumidos por el actual gobierno". De ese modo, respondió a inversores y operadores bursátiles y financieros que durante los últimos días desestabilizaron a los mercados brasileños especulando con la "incertidumbre" que genera la perspectiva de triunfo del candidato opositor. Lula acusó al gobierno actual de la vulnerabilidad de la economía brasileño y observó que la estabilidad no será implantada por decreto, sino que será fruto de un amplio acuerdo de la sociedad. "Lo que se dejó de hacer en ocho años no será compensado en ocho días. No hay milagros en la vida de un pueblo y de un país", planteó el candidato y acotó que "el PT está dispuesto a dialogar con todos los segmentos de la sociedad". En tren de dar más señales de tranquilidad al mercado financiero, el candidato del PT se comprometió a preservar el actual superávit primario de las cuentas públicas a fin de evitar que la deuda crezca más aún. "Vamos a tener que mantener varios elementos del modelo económico actual como forma de transición, entre ellos, las metas de inflación y el superávit primario", corroboró el líder del PT en la Cámara de Diputados, Joao Paulo Cunha. El diputado y economista Aloizio Mercadante, uno de los coordinadores del programa económico de la campaña electoral de Lula, había expresado al diario O Globo que durante el primer año de la transición será preciso enfrentar las vulnerabilidades estructurales del país, especialmente la externa, que comprometen la estabilidad económica. "Hay estabilidad de precios, pero no hay estabilidad económica y eso nos deja a merced de la especulación financiera internacional", dijo Mercadante. El diputado observó que tras casi ocho años de gobierno de Cardoso la tasa promedio de crecimiento ha sido equivalente al 2,3% del producto bruto interno, la más baja del siglo XX. "Si durante los últimos 20 años hubiéramos mantenido la tasa media de crecimiento del siete por ciento, alcanzada entre 1910 y 1980, tendríamos hoy un PBI per cápita semejante al de España y ya habríamos superado la condición de país subdesarrollado", expresó el legislador. Durante los últimos diez días, el mercado financiero brasileño se vio conmovido por una subida récord del dólar, una fuerte baja bursátil y un aumento vertiginoso del índice de riesgo país, que situó al país como el mayor riesgo del mundo después de la Argentina. Algunos comentaristas atribuyeron la crisis al amplio favoritismo que Lula muestra en las encuestas de intención de voto, pero analistas del mercado financiero coincidieron en que la causa de fondo de la conmoción financiera es la deuda pública brasileña, que alcanza al 54% del PBI.
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