Turquía dejó en el camino a uno de los anfitriones de la Copa del Mundo como Japón, al que venció por 1 a 0 en Miyagi, la misma sede en la que Argentina también cedió paso a la clasificación de Suecia para estas instancias del certamen. Los turcos, que habían alcanzado los octavos de final con el último suspiro, treparon a cuartos con un gol de Umit Davala (el segundo que anota en el certamen), y en esta nueva instancia se enfrentarán a otra de las revelaciones del campeonato, Senegal. El único gol llegó a los 12 minutos del primer tiempo, cuando el mohicano Davala (tiene un corte de pelo tipo cresta de gallo, similar a esos pieles rojas norteamericanos) concretó con un cabezazo el tanto que le otorgó la clasificación a su equipo. Ese tanto sorprendió a los dueños de casa, que no alcanzaron a reaccionar en ningún momento del encuentro, pese al aliento de los 45.000 aficionados que colmaron el estadio de Miyagi. Los japoneses no fueron esta vez el equipo entusiasta y dinámico que remontó un marcador adverso contra Bélgica o derrotó con claridad a Rusia y Túnez, sus tres rivales en el grupo H. La falta de precisión en los pases y su escaso espíritu ofensivo atentaron contra las ilusiones de todo un pueblo que vibraba detrás de su seleccionado. Pese a todo esto, Japón tuvo su gran oportunidad de llegar al empate en los pies de Alex Santos, quien estrelló un tiro libre en el ángulo cuando faltaban cinco minutos para finalizar el primer tiempo. Pero esa sería a la vez la última gran ocasión mundialista de Japón. Por eso el segundo tiempo fue una tibia e infructuosa búsqueda de una ilusión que estaba más en las tribunas que en la cancha. Y cuando Collina señaló el final, todo el estadio, vestido del azul oscuro de su seleccionado, se manifestó en un conmovedor clamor de dolor por la derrota. Las lágrimas fue lo único que compartieron en la tarde de Miyagi jugadores y público, a lo que se asoció el cielo japonés, en una jornada lluviosa y gris para sus sueños. Inclusive, su técnico, el francés Phillipe Troussier, anunció su alejamiento. Turquía, en cambio, celebró que su fútbol siga vivo en esta Copa del Mundo y que pueda viajar a Osaka para enfrentar el sábado a la selección de Senegal, pensando nada menos que obtener un lugar en las semifinales, donde tendría que vérselas con el ganador del partido entre Brasil e Inglaterra. Pero eso será otro historia, todavía lejana. (Télam)
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