Tucumán.- Una familia tucumana fue exterminada con brutalidad durante los festejos del Día del Padre por asesinos expertos que, según presume la policía, actuaron por encargo. Juan Carlos Brandán, de 49 años, y sus dos hijos adolescentes fueron baleados y degollados y sus cadáveres arrojados a la vera de una ruta. La identidad de los autores de la masacre es un misterio, lo mismo que el motivo, ya que a las víctimas no les robaron nada. Brandán y sus hijos, Roberto de 19 años y Juan Carlos de 17, eran oriundos de la localidad de Agua Azul, a 40 kilómetros de la capital tucumana. Los encontraron el lunes en un descampado próximo a la ruta 323, a 200 metros del cruce con la ruta 9. "No hay sospechosos ni detenidos, todo es materia de investigación. Barajamos distintas hipótesis, pero no hay ninguna pista concreta", indicó el comisario José Melián. Dentro de la investigación se encuentra un conflicto por un campo (ver aparte). De acuerdo a la investigación que encabeza el fiscal Pedro Gallo, tras el degüello los cuerpos fueron cargados en un vehículo y arrojados en el descampado, junto a una bicicleta y a la mochila con la pelota que habían usado el domingo. Lo que llama la atención a los policías es que no les robaron nada y los cuerpos fueron colocados ordenadamente, uno al lado del otro, boca abajo, y con las manos en la espalda. Sólo Brandán padre fue encontrado atado con los cordones de sus botines. En el borde de la ruta había dos cartuchos, uno sin usar, y dos plomos de proyectiles calibre 22 que sólo estaban raspados, lo que hizo suponer que las balas fueron desarmadas. Aunque en un primer momentos se creyó que sólo habían sido degollados, las autopsias revelaron que "Brandán padre sufrió dos tiros, uno en la cabeza y el otro en hombro izquierdo", precisó Melián. El domingo a la tarde, las víctimas salieron de la casa rumbo a Santa Rosa de Leales, a 10 kilómetros de Agua Azul, donde jugaron al fútbol y fueron vistos por última vez a las 21.30 cuando se despidieron de unos amigos. Tyson Toscano y Miguel Vallejo fueron los últimos en ver a los Brandán porque habían estado en un bar con ellos, por lo cual la unidad Regional Este, que encabeza Melián, se movilizó para hacer averiguaciones entre los vecinos. "Es un lugar tranquilo, por eso llama la atención cómo fue concretado el crimen. No podemos descartar nada. Estamos indagando cómo vivía la familia y cómo era la relación con sus vecinos", explicó el comisario al ser consultado sobre la posibilidad de un homicidio por encargo. Durante el funeral que se realizó esta mañana en Agua Azul, donde viven 200 personas, la esposa y madre de las víctimas, Celina de Brandán, aseguró que "fue un trabajo profesional", por lo que agregó que pide "Justicia para que se sepa quién hizo esto". "Mi marido se pasó toda la vida trabajando. ¿Por qué le hicieron esto, sabiendo que tenía tantos hijos?", preguntó la mujer, quien tiene 12 hijos, de entre 9 y 23 años, muchos de los cuales ayudaban a su padre en el Mercado de Concentración Frutihortícola (Mercofrut), de Leales.
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