El transporte público de pasajeros en Rosario sigue en caída. El mes pasado se vendieron casi dos millones de pasajes menos que en mayo de 2001. La crisis preocupa tanto a empresarios como a funcionarios municipales, quienes coincidieron en señalar que el futuro del sistema es “una gran incertidumbre". Lo cierto es que a fines de julio vencerá el plazo del acuerdo que les permitió a los transportistas comprar el gasoil a 75 centavos por litro y nadie se anima a predecir qué escenario se planteará a partir del 1º de agosto. Mientras tanto, cada vez son más los rosarinos que se bajan de los ómnibus. Las estadísticas reflejan una realidad para nada alentadora. Según datos de la Secretaría de Servicios Públicos municipal, el mes pasado se contabilizaron en Rosario 10.850.196 viajes en colectivos. En el mismo mes, pero de 2001, los viajes habían sido 12.563.683, es decir, 1.713.487 pasajes más que los que se realizaron el mes pasado. Para el secretario de Servicios Públicos municipal, Miguel Lifschitz, la debacle del transporte urbano de pasajeros local es un fenómeno que comenzó después de 1994. "A partir de ese año, la caída en la cantidad de usuarios es sostenida. Ya en el 2001 los viajes cayeron un 11 por ciento con respecto al 2000", recordó el funcionario. A renglón seguido, subrayó que en lo que va del 2002 "no se registró una caída de pasajes de un mes al otro", por lo que consideró que la debacle del sistema "parece haber entrado en una meseta. La crisis está como estacionada", señaló. Tanto el secretario de Servicios Públicos como el presidente de la Cámara de Empresarios del Transporte Urbano de Pasajeros (Cetup), Nelso Manenti, coincidieron en señalar que el aumento del boleto no tuvo incidencia en la baja de pasajeros. "Acá la gran culpable de que se profundice la caída del sistema de transporte es la crisis que atraviesa el país", indicaron. Es más, para Manenti "ninguna empresa va a poder recuperar pasajeros mientras no se revierta la situación económica del país", hecho al que consideró como "muy difícil" de logar. Lo cierto es que la recesión económica y los índices del desempleo no ayudan en nada a la recuperación del sistema de transporte. "La mitad de los usuarios de colectivos de la ciudad está hoy sin trabajo", aseguró Lifschitz, por lo que no se mostró muy esperanzado en ver una pronta recuperación del alicaído sistema. Los días por venir serán decisivos para el futuro de los colectivos urbanos. Por ahora, Lifschitz ya comenzó a tejer una estrategia en común junto a funcionarios municipales de otras ciudades. La idea es volver a negociar soluciones en conjunto ante las autoridades nacionales. Con el precio de los insumos por las nubes y los combustibles aumentado casi a diario, quienes tienen a su cargo la administración del transporte público en las distintas ciudades del interior saben que es necesario conseguir rebajas para el sector. De lo contrario, el sistema se cae. Todavía hay miles de personas que dependen de él.
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