Año CXXXV
 Nº 49.511
Rosario,
domingo  16 de
junio de 2002
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Juan Pablo II canoniza hoy al Padre Pío
Personaje de culto de los italianos, el fraile capuchino sufrió los estigmas. Se le atribuyen milagros y curaciones

El Papa Juan Pablo II canoniza hoy en la basílica de San Pedro al padre Pío de Pietralcina, un fraile capuchino que vivió entre 1887 y 1968, y que fue conocido por la aparición en su cuerpo de los estigmas, las señales sangrantes de los clavos de Jesús crucificado, que le valieron la fama de "santo viviente".
"Declaramos y definimos santo al beato Pío da Pietralcina", dirá hoy el Papa, al proclamar santo al fraile y afirmará que "lo inscribimos en el álbum de los santos y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honrado entre los santos".
La preparación de la ceremonia comienza a las 9 de la mañana, anunciada por las campanas de San Pedro. El Papa llegará unos 20 minutos después, saludará a los presentes y comenzará el rito con 53 concelebrantes.
La canonización del Padre Pío tiende a poner fin a las polémicas alrededor de su figura, que aludía a una personalidad a veces irascible pero de gran obediencia a la Iglesia, y en vida, ya era inmensa la devoción que provocaba.
Alrededor del nuevo santo, nacido en una familia pobre de Pietralcina, provincia de Benevento en 1887, hubo siempre acontecimientos prodigiosos, algunos en el límite con la ciencia ficción: se lo veía en lugares distintos al mismo tiempo y se le reconocen profecías y curaciones inexplicables. Con dieciséis años entró como novicio en los capuchinos y cuando tenía 23 años le aparecieron llagas en las manos, pies y tórax, evocadoras de las de Cristo. Nunca le cicatrizaron.
El Padre Pío, cuyo verdadero nombre era Francesco Forgione, nació en 1887, y era el cuarto hijo de una familia de labriegos. Sacerdote en 1910 y capellán militar durante la primera guerra mundial, el Padre Pío fundó el hospital Casa alivio del sufrimiento en San Giovanni Rotondo, donde murió en 1968. El centro asistencial comenzó en 1956 con una capacidad de 250 camas. En la actualidad dispone de 1.025 lechos y un equipo ultramoderno.
El Padre Pío tomó notoriedad a nivel mundial cuando en 1918 aparecieron en su cuerpo los estigmas, las señales sangrantes de los clavos de Jesús crucificado en las manos, pies y en el costado del pecho.
Ese episodio le valió la fama de santo viviente y una devoción que atravesaba tanto a agnósticos, artistas, deportistas, políticos como a millones de devotos de los sectores populares. (Télam)



Una monja muestra su devoción ante un cuadro.
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