José L. Cavazza / La Capital
Bajo el signo de ser considerada por la prensa como la mejor banda de jazz de la Argentina actual, Quinteto Urbano se presenta por primera vez en Rosario hoy, a las 21.30, en el teatro Lavardén, Mendoza y Sarmiento. El combo, integrado por Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Oscar Giunta en batería, el saxofonista Rodrigo Domínguez, el contrabajista Guillermo Romero y el pianista Diego Schissi, se formó hace tres años en Buenos Aires, y tiene dos discos grabados: "Quinteto Urbano" (2000) y "Jazz Contemporáneo Argentino II" (2001), un disco doble con temas en estudio y en vivo. "Básicamente, vamos a tocar parte de nuestros dos discos y también cuatro temas nuevos que formarán parte de un nuevo álbum que empezaríamos a grabar sobre fines de este año", dijo sobre el recital de esta noche Juan Cruz de Urquiza en el inicio de su charla con La Capital. -Quinteto Urbano nació en medio de un resurgimiento del jazz en la Argentina. ¿Se sienten producto de ese boom? -No creo, fue sólo una coincidencia. El grupo se formó en el 99 y por entonces ya había muchos nuevos músicos de jazz en Buenos Aires y también algunos lugares donde poder tocar. Fueron tres años de mucho remar y actuaciones constantes. Lo que sí creo es que hay un poco más de interés de la prensa, con algunos diarios que dedican espacios exclusivos al jazz, y más lugares dónde tocar. De todos modos, nuestra política siempre fue la de tocar con continuidad y crear espacios propios. -El jazz, generalmente, parte de la inspiración personal y no de la colectiva, con líderes siempre visibles. Este no parece ser el caso de Quinteto Urbano... -Es verdad. En nuestro medio siempre se dio el caso de un músico empujándola y otros haciéndole pierna, sin un compromiso real de todo el grupo. Lo nuestro fue desde el comienzo hacer una banda donde todos estuviéramos implicados, porque si no era difícil sonar en serio. En nuestra banda hay cinco tipos empujándola y creo que así es mucho más sencillo. Este tema fue uno de los pilares de nuestro proyecto; otro fue la continuidad de los shows y un tercer pilar fueron las composiciones originales, generalmente apoyadas con elementos de la música argentina. -¿Cuál es el atractivo del grupo? -Creo que el sonido que logró el quinteto es contundente, y que esa energía y unidad que tiene la banda es percibida por la gente. Otro atractivo puede ser el tipo de composiciones, porque si bien hay muchos grupos de jazz que incursionan en la música argentina, en la cuestión improvisativa Quinteto Urbano logra un desarrollo muy profundo. Entonces, tenés la parte jazzística a través de la improvisación llevada lo más lejano posible y, por otro lado, la cuestión de fusión desde la composición. Esto da como resultado algo más interactivo y colectivo, lo que genera mucha adrenalina en el público. -Quinteto Urbano tiene algo de aquel grupo de Miles Davis de los años 60. ¿Qué pensás al respecto? -En relación al terreno de la interacción y la improvisación, hay mucho de aquella banda. En aquel quinteto de Davis la sección rítmica cobraba un relieve mucho mayor y era casi una improvisación colectiva, aunque sin tapar al solista. Nos apoyamos mucho en ese concepto y creemos que Davis es un gran referente. -Ustedes forman parte de una nueva generación en el jazz argentino, junto a los grupos de Luis Nacht, Ernesto Jodos, Javier Malosetti y Adrián Iaies. ¿Qué caracteriza a esta camada de músicos? -El gran denominador común de esta nueva generación es la música original. Para los músicos de otras generaciones el tema propio era una cosa rara, porque generalmente trabajaban sobre stándars, rearmonizados o rearreglados y, cada tanto, un tema original. Salvo Iaies, que suele tomar piezas de tango y tocarlas a lo Bill Evans, los músicos nombrados tienen un repertorio de obras originales. Creo que es la gran clave, porque cuando uno toca música propia la hace con el alma y, entonces, el proyecto toma un vigor que se hace perceptible al público. -¿Cómo se llevan el jazz y la crisis argentina? -El jazz debe ser hoy una de las pocas cosas que funcionan en el país, a pesar de no ser algo completamente rentable desde el punto de vista económico. Podemos subsistir y está claro de que no nos vamos a hacer ricos tocando jazz. La gente va a ver los shows, te queda un dinero digno y funciona porque es una realidad creativa muy fuerte a la cual la gente responde, con todas las dificultades que hoy existen. Curiosamente, el jazz argentino hoy goza de un gran momento.
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