Buenos Aires.- El estilista de ricos y famosos Miguel Romano quedó detenido ayer en una clínica donde se repone de una operación, acusado de liderar una banda dedicada a estafar con tarjetas de crédito robadas y reducir los objetos comprados ilícitamente.
El peluquero de Susana Gimenez, Graciela Borges y Zulema Yoma, entre otras famosas, fue notificado de su detención en el Instituto del Diagnóstico de la Capital Federal, por orden del juez de instrucción porteño Mariano Berges, ante la sospecha de su inminente abandono del país.
El coiffeur y otras veinte personas, entre ellos un policía, ciudadanos peruanos y chilenos, fueron detenidos por los presuntos delitos de asociación ilícita y estafas por medio de tarjetas de crédito. El operativo incluyó unos 30 allanamientos en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, incluida una quinta del peluquero.
"Para la fiscalía, Romano era el organizador, una de las cabezas de esta organización, y coordinaba la recepción de las tarjetas robadas, la compra y reducción de los objetos comprados ilegalmente y la falsificación de operaciones inexistentes", reveló una fuentes de la investigación.
La causa se inició en el año 2000 cuando el fiscal porteño José María Campagnoli recibió una denuncia contra Romano, en una investigación en la que fue fundamental la pesquisa del oficial inspector de la división Robos y Hurtos Rafael Erra, asesinado el 2 de octubre de ese año durante un asalto a un blindado en el predio de Aguas Argentinas, en Palermo.
Fuentes judiciales aseguraron que Romano fue objeto de escuchas telefónicas durante meses, las que arrojaron elementos que serían "altamente comprometedores", en relación a las aproximadamente 150 estafas descubiertas. De una de esas conversaciones, que mantuvo con Susana Giménez, surgió la convicción de que Romano planeaba emigrar hacia los Estados Unidos, lo que aceleró los tiempos de la investigación.
Un corte por tres mil pesos
De acuerdo a los pesquisas parte de la banda se dedicaba a robar tarjetas de crédito, sobre todo a desprevenidos clientes de restaurantes del centro porteño. Una vez confirmada por otras personas la autorización de uso de la tarjeta, otro grupo salía a comprar artículos que luego eran "reducidos" por otro sector de la banda.
Además, le atribuyen a Romano haber fraguado recibos de compra no efectuadas para cobrar ese dinero en sus peluquerías. "A tal punto que se halló un recibo por el pago de un corte de pelo por 3.000 pesos", precisó un investigador.
Fuentes policiales graficaron el grado de compromiso del estilista manifestando que en un allanamiento realizado en su casaquinta de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz "fue hallada un vinoteca con carísimos vinos y champagnes importados comprados con esas tarjetas".
Romano deberá ahora prestar declaración indagatoria ante el juez Berges, ya en condición de detenido, una vez que los facultativos del Instituto del Diagnóstico consideren que está en condiciones de hacerlo. (Télam)