Año CXXXV
 Nº 49.507
Rosario,
miércoles  12 de
junio de 2002
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Un considerable golpe psicológico

Emmanuel Serot

París. - Un atentado con bomba radiológica tendría un enorme impacto psicológico, pese a que no lograría causar muchos daños, según expertos consultados ayer que temen mucho más los riesgos del tráfico de materias radiactivas que permiten fabricar una verdadera arma nuclear.
También llamada "la bomba atómica del pobre" o "bomba sucia", ésta contiene sustancias radiactivas que la explosión dispersa en la atmósfera. "Es más un arma de terror que de destrucción masiva", explicó Olivier Lepic, especialista de bacteriología en la Fundación francesa por la Investigación Estratégica, que precisó que ese tipo de bomba "nunca causaría muchas muertes". Este tipo de bomba podría sembrar pánico y paralizar la zona irradiada, aunque sus efectos mortales son muy limitados, opinan expertos.
La bomba sucia, que nunca fue utilizada en el mundo, es "relativamente fácil de hacer, ya que basta conseguir las materias radiactivas", agregó el experto. Los casos de tráfico de materias radiactivas son numerosos. La policía de Tayikistán se incautó a finales de marzo de dos kilos de uranio, mientras seis bielorrusos que intentaban vender kilo y medio de uranio enriquecido fueron detenidos en enero. Según la prensa londinense, uranio 238 susceptible de permitir la realización de una bomba radiológica fue hallado en diciembre en una base subterránea de la organización Al Qaeda. También en diciembre, se halló un kilo de uranio en Rusia y la policía turca se incautó en Estambul de un kilo de uranio, probablemente procedente de Rusia.
El verano pasado, en París, se hallaron cinco gramos de uranio 235 altamente radiactivo que "nunca tenían que haberse encontrado en ese lugar", juzgó otro experto, Georges Le Guelte, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).
Un oficial superior francés reconoció que "el estado de decadencia de la ex URSS agravó las cosas", porque las reservas de materias radiactivas son ahora más difíciles de controlar. Desde su punto de vista, una bomba radiactiva tendría un impacto muy fuerte, porque "se pronunciaría la palabra nuclear y cualquier radiactividad, incluso leve, sería muy difícil de manejar para las democracias". "Rusia aún no supo aplicar un sistema de vigilancia sobre las materias radiactivas", señaló Le Guelte, quien comparó la bomba radiactiva al ántrax utilizado en la serie de ataques perpetrados en EEUU tras los atentados del 11 de septiembre, los que causaron pocas muertes pero "tuvieron un considerable impacto psicológico", dijo.
Si es relativamente fácil conseguir la materia radiactiva "recuperándola en fuentes utilizadas en medicina", también hay que saber controlar la dispersión de las sustancias radiactivas tras la explosión, explicó. En caso de fuerte viento, por ejemplo, se dispersa y es inofensiva. (AFP)


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