Año CXXXV
 Nº 49.506
Rosario,
martes  11 de
junio de 2002
Min 4º
Máx 15º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Sobrevivientes en dos ruedas

Las miles de personas que andan en bicicleta todo el día no tienen otra que volverse expertas en estrategias de supervivencia. La Capital dialogó con algunas de ellas para conocer los riesgos que corren y encontró unanimidad en el reclamo por más bicisendas y respeto a los ciclistas.
Monono (44) pedalea cada mediodía para llegar a su trabajo desde Ituzaingó al 3400 hasta Sarmiento y Santa Fe. Esa experiencia lo hace un baqueano de las calles rosarinas. Por empezar, en su trayecto sólo puede tomar dos cuadras de bicisenda por avenida Perón, separada de la calzada para autos por un cordón de hormigón. El resto no tiene ni un carril exclusivo. "Si hubiera más, las usaría", dice Monono, también acostumbrado a circular por la ciclovía de Oroño hasta Seguí. En cambio, le dan inseguridad las trazadas sobre Buenos Aires y Entre Ríos. "No solamente están sobre la izquierda, que es la mano más rápida, sino que encima están pintadas y entonces, cuando te pasan, los autos se suben a tu banda".
Monono resume los riesgos a que está expuesto: el escaso respeto de los conductores de autos, taxis y ómnibus cuando pasan a su lado a máxima velocidad, giran en las esquinas cerrándole el paso o abren las puertas de los vehículos sin mirar por el espejo retrovisor. En una palabra, se trata de una falta de conciencia sobre la condición de debilidad en que se encuentra quien va arriba de una bicicleta.
Mara (18) va en bici desde el macrocentro hasta la Ciudad Universitaria. Podría hacer una parte de su trayecto por la bicisenda de Entre Ríos, pero dice que "ni loca" por la velocidad con que los autos la pasan para seguir circulando más adelante por esa vía.
"A veces tengo pánico", admite, con miedo de que la escuche su mamá. Y aclara que ya no va al centro en bici "porque uno siente que todos te van a chocar, para no hablar de las puteadas, como si andar en bici por Rosario fuera un pecado".
Otra ciclista convencida de que los colectivos y taxis la "odian" es Laura, que suele circular desde Avellaneda al 2200 hasta su trabajo, en Vera Mujica y Jujuy. En el trayecto tampoco cruza una bicisenda. Y en su domicilio anterior, en Echesortu, no le iba mejor.
"Los ómnibus son de terror: te encierran, te cruzan, es como si los ciclistas no existieran", afirma. A los automovilistas no les tienen tanto miedo, excepto cuando abren las puertas de los coches sin mirar para atrás. Laura aporta un dato sobre la ciclovía de Presidente Perón. "El domingo fui al parque con mi marido y el nene. Respetuosa, fui por la bicisenda, pero mi marido no. ¿Sabés por qué?", le dice a La Capital. "Porque los pozos dan más miedo que pedalear por la calle".


Notas relacionadas
Unos tres ciclistas sufren cada día accidentes de tránsito en Rosario
Diario La Capital todos los derechos reservados