Año CXXXV
 Nº 49.506
Rosario,
martes  11 de
junio de 2002
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David Bowie regresa con un álbum oscuro que busca respuestas
El músico, que hoy edita "Heathen", dijo que su nuevo disco es "una especie de diálogo de despedida"

David Bowie sorprende a sus fans desde hace décadas con intensos cambios de estilo. También en su nuevo álbum, "Heathen", que hoy sale a la venta, lo consigue, esta vez como una suerte de guía espiritual.
Para inspirarse, el músico se retiró en soledad a un lugar en las montañas estadounidenses, cerca del legendario sitio del concierto de Woodstock. En Allaire, la antigua casa veraniega de un rico industrial de la era Eisenhower, surgieron doce canciones con textos a veces oscuros que hablan de la soledad, el abandono y la búsqueda de soluciones vitales.
"Los textos de «Heathen» los escribí antes del 11 de septiembre. Pero en algunas partes suenan tan desesperanzadores como si hubiesen surgido después. Pero éstos siempre fueron mis temas. Es mi obra como autor", declaró Bowie en una entrevista en Nueva York.
"Cuatro últimas canciones", del compositor clásico Richard Strauss, le sirvió como modelo para el corte principal del disco. El músico británico de 55 años asegura que la obra del compositor alemán lo fascina desde hace tiempo. "Heathen" (Pagano) es para él "una especie de diálogo de despedida", una "confrontación con lo definitivo".
Aunque suena como un testamento, Bowie no tiene intenciones de retirarse al asilo de ancianos. Por el contrario, su potencial creativo permanece inalterado, todo el tiempo se le ocurren nuevas canciones y se levanta a las cinco de la mañana para trabajar sin ser molestado.
Para la grabación se rodeó de la técnica de estudio más moderna y de un viejo amigo, Tony Visconti, productor de algunos de sus mejores álbumes. Visconti trabajó con Bowie en "Space Oddity" (1969), el primer éxito del músico en Gran Bretaña; en "The Man Who Sold The World" (1970), un álbum oscuro de raíz rockera; en el enigmático "Diamond Dogs" (1974) y en el soulero "Young Americans" (1975). El productor también estuvo presente en la famosa y experimental trilogía berlinesa, formada por los discos "Low" (1977), "Heroes" (1977) y "Lodger" (1979).
El hecho de que el último disco de Bowie, "Hours", haya salido hace tres años, se debe, según la estrella, a motivos de promoción. "El problema es que escribo mucho. Pero las grandes discográficas sólo quieren sacar nuevos álbumes cada dos años. Eso no me sirve, ¿qué hago yo con el resto?", se preguntó.
"Heathen" será el debut de ISO, la firma productora que David Jones (el verdadero nombre de Bowie) montó para liberarse, al menos parcialmente, de las limitaciones impuestas por las grandes firmas multinacionales. En efecto, éstas tienen muy en cuenta que los resultados comerciales del artista están bastante por debajo del nivel artístico y la creatividad que le reconoce la crítica.
Virgin-EMI, su precedente sello discográfico, alertado por los decepcionantes resultados de Mariah Carey, no le renovó su contrato. Como su viejo amigo Iggy Pop, Bowie fue sacrificado en aras de la rentabilidad. Interesado por las nuevas tecnologías, el Duque Blanco pensó en un primer momento difundir su música a través de Internet, pero los fracasos en la materia de Prince lo llevaron a optar por una vía mucho más tradicional: financia él mismo sus grabaciones y deja luego a cargo de una empresa multinacional (en este caso Columbia) la tarea de comercializar y promocionar sus obras.
El ex astro andrógino es hoy un tradicional padre de familia al que se puede ver paseando por el Soho neoyorquino en ropa informal. Desde 1992 está casado con la supermodelo Iman, con quien vive en Nueva York.
Debido a su hija Alexandria Zahra, de 21 meses, Bowie quiere limitar a pocas presentaciones su gira de verano (boreal) de este año. "No quiero estar mucho tiempo separado de mi hija. No quiero repetir los errores del pasado, cuando estaba siempre de gira y no pude estar con mi hijo (Duncan, actualmente de 30 años). Creo que los dos nos perdimos esos años", reflexionó.
Si bien su familia vivió muy de cerca los ataques contra el World Trade Center, Bowie nunca se planteó dejar Nueva York. Además, asegura odiar el tumulto de los famosos y nunca volvería a vivir en Londres. "Ese territorio ahí enfrente es el de Ozzy Osbourne. En la mañana se abren las cortinas y se tiene una cámara frente a la nariz. No le haría eso a mi familia. En Nueva York nadie nos molesta", aseguró.



Bowie quiere pasar más tiempo con su pequeña hija.
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