París. - El centroderecha francés está listo para castigar a la izquierda en las elecciones parlamentarias que comienzan hoy con el primer turno, pero una cifra récord de candidatos, la apatía electoral y el reciente repunte de la extrema derecha obligan a no descartar un resultado sorpresivo. De todas formas, los que están más preocupados son los dirigentes del Partido Socialista, que temen una verdadera debacle electoral. Actualmente, los socialistas junto con sus aliados verdes y comunistas detentan la mayoría en el Parlamento, aunque perdieron el gobierno luego de la impensada derrota de su premier, Lionel Jospin, en el primer turno de las presidenciales el 21 de abril pasado.
Todas las encuestas predicen que los aliados del recién reelecto presidente Jacques Chirac conseguirán una cómoda mayoría en la segunda ronda electoral, el 16 de junio, asegurándole el poder suficiente para llevar a cabo reformas impositivas y de lucha contra el crimen. Pero los comentaristas advierten que la existencia de una media de 15 candidatos por distrito electoral podría provocar una dispersión de los votos e impulsar al Frente Nacional, cuyo líder Jean-Marie Le Pen, sorprendió al mundo entero al pasar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales a expensas del entonces premier Lionel Jospin, quien renunció al cargo y al liderazgo del Partido Socialista el pasado 6 de mayo, al día siguiente del ballottage presidencial que tuvo a Chirac como gran vencedor.
Los niveles de abstención, que también ayudaron a Le Pen en el primer turno presidencial y que luego bajaron sensiblemente ante la reacción ciudadana contra el riesgo de que un ultraderechista ganara la Presidencia, podrían regresar hoy.
El diario izquierdista Liberation advirtió que podría producirse un récord de baja participación, mientras que los candidatos aprovecharon sus últimos mitines electorales para hacer un llamamiento para que los votantes acudan a las urnas y voten sabiamente.
"La primera vuelta es clave para decidir nuestro destino para los próximos cinco años. No debe haber abstención ni dispersión del voto", dijo el líder del Partido Socialista, François Hollande, añadiendo que ambos factores podrían ayudar a la extrema derecha.
El nuevo primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, instó a los votantes a dar a la coalición de centroderecha de Chirac una "clara mayoría". Ayer fue día de reflexión en vísperas de unas elecciones en las que 8.446 candidatos se disputan 575 escaños a elegir entre los 41 millones de votantes que tiene Francia.
Le Pen confía en lograr la mayoría en la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento. "Mi meta es conseguir 310 diputados, tener la mayoría para forzar a Chirac a retirarse", dijo al diario italiano Corriere della Sera.
Le Pen, confiado en el triunfo
Pero todos los encuestadores han dicho que el dirigente del Frente Nacional sólo obtendrá un puñado de escaños, cuatro como máximo. La meta de obtener 310 parece un sueño algo delirante del líder xenófobo, acusado entre otras cosas de infligir torturas a prisioneros cuando participó en la guerra de Argelia.
El segundo gobierno de Chirac se ha granjeado, en el mes que lleva, cierto apoyo al intentar demostrar al electorado que luchará contra el crimen, un tema clave para el electorado.
"A un mes de la nominación de Raffarin, la derecha parte favorita en las legislativas de primer turno, marcadas por un récord de candidatos", afirmaba ayer el diario conservador Le Figaro. El diario recuerda que la derecha, según las diversas proyecciones de los institutos de sondeos, lograría en promedio 380 bancas. "Pero la derecha se cuida de cualquier triunfalismo", luego del paso a segundo turno de Le Pen el mes pasado. Por el sistema mayoritario y de colegios electorales uninominales, se estima que el Frente Nacional logrará entre 0 y 4 escaños, pero el riesgo consiste en lo que se llama en Francia las "triangulares": aquellos colegios en los que el candidato del FN supere el umbral del 12,5% y pase, junto con los de la izquierda y la derecha, al ballottage del 16 de junio. Allí, aún sin ganar, el candidato ultraderechista podría complicar las cosas a sus rivales.
Ayer Le Pen llamó nuevamente a los dirigentes de la Unión por la Mayoría Presidencial (UMP), la alianza centroderechista creada por Chirac luego de su reelección, a revisar su rechazo a formar acuerdos locales con el FN. Chirac ha dicho que todo candidato del UMP que haga acuerdos con el FN será "automáticamente excluido", "no solamente del UMP sino de toda mayoría presidencial" en el Parlamento.
La izquierda es sin embargo la que más teme a las legislativas de hoy y del 16. Mayoritaria en el Parlamento, es casi un hecho que sufrirá una ruidosa derrota: incluso un tercio de sus votantes tradicionales dice que no votará esta vez a los candidatos de la "gauche" por temor a otra cohabitación. Para contrarrestar esta tendencia, a la "izquierda plural" que fue la base del gobierno Jospin (1997-2002), el sucesor de este al frente del socialismo, François Hollande, opone una "izquierda unida". Hollande llamó en el cierre de campaña a "hacer de la derrota anunciada una victoria constatada". Pero se trata más de slóganes que de una verdadera fe en los resultados de hoy.