Año CXXXV
 Nº 49.503
Rosario,
sábado  08 de
junio de 2002
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Dos detenidos tras frustrado robo a empresa de seguros
Ocurrió en Mendoza y Francia. Un vecino alertó a la policía acerca del asalto

"Esta vez perdimos". El delincuente pronunció la frase y no tuvo otra chance que agacharse al lado de un mueble en medio de siete personas tiradas en el piso boca abajo y con precintos de plástico que les cortaban la circulación en las muñecas. El local de avenida Francia y Mendoza, donde había entrado a robar junto con un compinche un par de minutos antes, de pronto se había inundado de policías. Acorralado, el ladrón optó por entregarse, mientas que su compañero fue capturado a doscientos metros de allí cuando intentaba desprenderse de lo robado y de su arma.
De esa forma, a partir del alerta telefónico de un vecino, quedó frustrado un asalto a la sucursal de la empresa aseguradora La Segunda ubicado en la esquina mencionada, el mismo sitio que hace poco más de un año terminó casi en demolición luego que un ómnibus de pasajeros literalmente se incrustara en su frente. Ese mismo local también sufrió cuatro robos en el pasado, la mayoría de los cuales ocurrieron en horarios nocturnos y que motivaron la instalación de un sistema de alarmas.

Falsos clientes
El intento de robo se produjo después del partido de fútbol entre Argentina e Inglaterra, y fue la primera vez que los delincuentes entraban a cara descubierta y con armas de fuego. El hecho podría dividirse en dos secuencias. En la primera, según contó a La Capital Omar Escobar, uno de los empleados de la agencia, llegaron dos muchachos en un ciclomotor Zanella color naranja, que estacionaron frente a la puerta de ingreso. Uno de ellos entró al local y se mostró interesado en una póliza de seguro. El otro muchacho quedó montado en la moto, prácticamente obstruyendo el ingreso a la agencia.
Hasta ese momento todo transcurrió con normalidad. Una vez que evacuó sus dudas, el impostor se retiró y prometió volver en otro momento para concretar el trámite. Y de hecho lo hizo. Cuando eran cerca de las 11.30, los mismos muchachos regresaron, ingresaron a la agencia y se dirigieron hacia la oficina de atención al público.
Uno de los ladrones se sentó en una butacas junto a un par de clientes y comenzó a darle charla a un hombre, mientras que el otro se acercaba a uno de los empleados y de inmediato esgrimía un revólver. "Todos al suelo", gritó mientras su cómplice hacía lo mismo y desenfundaba otra arma de puño.
En total había en el local de La Segunda siete personas entre clientes y empleados, que estaban diseminados en tres ambientes del inmueble. Todos fueron encerrados en una de las oficinas internas. "Nos hicieron tirar al piso boca abajo y nos ataron las manos a la espalda con precintos de plástico. Nos apretaron tan fuerte las ataduras que nos dolían las muñecas", comentó Escobar. Entonces los ladrones comenzaron a revisar todo en busca de dinero. Los ruidos y los gritos alertaron a un kiosquero cuyo negocio se comunica con la agencia.
A partir de ese momento cambió la suerte de los maleantes. El comerciante se percató de inmediato de que algo extraño ocurría en lo de sus vecinos y salió a la calle, se cruzó hasta una pinturería y se comunicó con la policía.
Varios móviles del Comando Radioeléctrico y de la seccional 6ª convergieron en Francia y Mendoza cuando el dúo aún estaba dentro de la agencia. Omar Escobar recordó que transcurrieron un pocos minutos desde que comenzó el asalto y apareció la policía y escuchó a los uniformados golpear la puerta del local. Uno de los ladrones huyó por la parte trasera de la agencia, que se comunica con el kiosco y de allí, atravesando una pequeña abertura de la vidriera, salió a calle Mendoza. Pero el restante no hizo a tiempo.

Sin escapatoria
Los policías abrieron la puerta de una patada "al mejor estilo de los comandos" y avanzaron rápidamente con sus armas reglamentarias en alto por todo el local. Escobar y otros compañeros suyos reconocieron que sintieron miedo porque el único ladrón que quedaba adentro estaba armado y se había refugiado detrás de un mueble. "Pensamos que se iban a tirotear. Para colmo, el choro decía «perdimos, ahora perdimos», como si estuviese jugado a todo", admitió Omar. En su intento desesperado por esconderse el delincuente se golpeó la cara contra una puerta y sufrió una herida cortante en el rostro y al ver que no tenía escapatoria se entregó.
El otro delincuente corrió por Mendoza hasta Suipacha y fue alcanzado por efectivos de la 6ª en la esquina con San Juan. La policía secuestró en poder de ambos un revólver calibre 38 y otro calibre 32. Luego ambos fueron identificados como Mariano Javier Machado, de 22 años, y Carlos Martín Morales, de 23.



El local fue rodeado por la policía antes que escaparan.
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