Jorge Salum / La Capital
Cuando el nene Brian Ezequiel Orellano recibió el puñetazo en la panza que le causaría la muerte, sólo dos personas estaban con él: su hermanita Evelyn, de 2 años y 10 meses, y el compañero de su mamá. Este fue uno de los indicios que convirtieron a Daniel Alfredo Sosa en el principal sospechoso por el crimen del chico, que tenía 17 meses. Dos años después del trágico episodio, el mismo indicio, sumado a otros igualmente lapidarios, se transformó en una prueba esencial para que el juez Antonio Ramos lo condenara como autor del homicidio. El magistrado lo sentenció a 18 años. Brian era hijo de Lorena Orellano, quien al principio también estuvo bajo sospecha y pasó 11 meses detenida hasta que se comprobó que era inocente. Es más: en el momento del golpe ni siquiera estaba en su casa. Después de quedar libre la mujer, de 25 años, no llegó a enterarse que Sosa fue condenado porque tuvo un final trágico: hace dos meses y medio alguien le disparó un tiro en la nuca en su casa del partido bonaerense de Tres de Febrero y la policía sospecha de su ex compañero y padre de sus cuatro hijos, incluído el que dio a luz mientras agonizaba. En ese momento estaba embarazada de siete meses. El día que golpearon al nene Orellano había salido a hacer unos mandados. Brian y Evelyn se quedaron con Sosa, a quien la mujer se unió porque su ex estaba detenido en San Nicolás. Vivían en una casa modesta de Milán al 2200, casi en el cruce con bulevar Oroño. Cuando Orellano volvió encontró al nene vomitando y lo llevó al Hospital de Niños. Cuatro horas más tarde le avisaron que el chico había muerto. Los forenses dijeron que Brian murió por un golpe y automáticamente Sosa y Orellano se convirtieron en sospechosos. Los dos fueron detenidos. Ella declaró entonces que no estaba en la casa y él intentó despegarse diciendo que no tal vez la hermana había golpeado al chico mientras jugaban. Pero Sosa incurrió en muchas contradicciones y en sucesivas declaraciones intentó dirigir las sospechas hacia su compañera, quien recién 11 meses después fue sobreseída y quedó al margen de la investigación judicial. Para entonces los peritos ya habían confirmado que Brian fue golpeado en la panza y que fue ese traumatismo el que desencadenó la hemorragia masiva que provocó su deceso. El traumatismo fatal dejó en el cuerpo del nene una marca redondeada. Para los peritos quedó claro que no pudo ser provocado por una caída desde la cama, como argumentó Sosa, y tampoco por un golpe aplicado con un juguete por su hermana Evelyn, que fue otro de los argumentos que empleó para defenderse. Los expertos no dudaron: el chico había recibido un puñetazo. Esto, sumado al hecho de que en la escena sólo estaban la otra nena y el propio Sosa, llevó al juez Ramos a concluir quién fue el asesino. Asistido por una defensora oficial, Sosa ya apeló el fallo del magistrado y ahora el caso será revisado por la Sala IV de la Cámara Penal. Este es el tribunal que hace un año desvinculó a Orellano del caso y mantuvo el procesamiento dictado por el juez de Instrucción Carlos Alberto Triglia contra Sosa. Ahora también será el que dicte la sentencia definitiva sobre la responsabilidad del único acusado.
| |