Aníbal Fucaraccio / La Capital
Por muy poco. Con los últimos arrestos de energía que se mitigaban en una tarde húmeda y gris luego de 75 minutos de juego intenso en una cancha pesada. Así ganó Atlético del Rosario, con la valentía de Ramiro Galli, quien a pesar de que su equipo no tuvo una buena performance, sacó fuerzas de flaquezas y se enterró en el ingoal rival para definir el encuentro a cinco minutos del final. Con ese try, los locales pudieron dar vuelta una historia que venía muy complicada y terminaron venciendo a CUBA por 23 a 18, en un cotejo válido por la décima fecha del torneo superior que organiza la Unión de Rugby de Buenos Aires (Urba). Ayer Plaza tenía una buena oportunidad para ir puliendo detalles con vistas a la Zona Campeonato, debido a que ya tenía la clasificación asegurada desde la jornada anterior. Pero el estado del campo de juego, la pelota mojada y la falta de claridad para plantear un enfrentamiento con esas características conspiraron en contra de sus intenciones. En el primer tiempo ninguno de los dos supo encontrarle la vuelta a los condicionamientos que imponía el clima. El trámite era muy desprolijo, se producían muchas infracciones en los reagrupamientos y se prestaban la pelota. Ninguno asumió el rol de protagonista y todo se desarrolló bajo una angustiante paridad. En ese contexto ambos sufrieron el mismo problema. Cuando no pasaban rápido la pelota, se producían choques con el inevitable saldo de la pérdida de la posesión. Así, el descanso reflejó en empate en 6 que hablaba a las claras de la chatura de un encuentro que en ningún momento invitó a emocionarse. Todo lo contrario. En el complemento Plaza salió más decidido. En los primeros 10' tuvo varios penales a su favor en campo enemigo y hasta le anularon dos tries, uno de Marchiaro y otro de Horcada, sin causa aparente (Cesarsky dejó muchas dudas en esas dos jugadas). A los 11' Carlos Rodríguez bajó un line, agrupó a sus hombres y Fernando Alonso amagó a abrir y se zambulló en el ingoal. CUBA reaccionó enseguida, liderado por la velocidad de Martín Urdapilleta y la potencia de Guido Machi señaló dos tries. Las ilusiones de Plaza se iban desvaneciendo con el correr de los minutos. Pero Galli apareció en el exacto momento donde se definen los partidos, y así sumó otro importante triunfo para los rosarinos. Un triunfo que nació de corazones embarrados que no dudaron un instante en exhibir todo su coraje, al sufrir ausencia de ideas.
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